—¿Qué sucede con el padre de Diana?

Respira y yo sonrío.

—Pitt, escúchame bien, solo espero tú no tengas nada que ver con esto.

—Apenas sé de que hablas Felipe, aún no me dices que sucedió con el viejo y no dejas de amenazarme, cuando realmente quieras hablar aceptaré tu llamada con gusto, y por cierto, saludos a la abuela.

Termino la llamada.

Llego a la mansión la que para mi sorpresa se encuentra calmada como silenciosa, si acaso noto a alguien del servicio por aquí, asomo la cabeza hacia la sala y tampoco hay nadie allí, ¿estarán en la empresa? tomo las escaleras hasta la habitación donde me dispongo a desnudarme y tomar una ducha, el vuelo de regreso se me hizo eterno, todavía debo pensar en la explicación de mi desaparición la cual disfrute en compañía de Vanessa, sería estúpido decir que no estábamos juntos cuando no se presento a la oficina al mismo tiempo que lo hice, podría decir que le di algunos días libres debido a un improvisado viaje, pero nadie aquí es tan estúpido.

Diana ya me puso el ojo encima, aunque no deje de dejarle claro que nada pasará entre nosotros sé muy bien que no se dará por vencida tan fácil, después de todo duro años esperando por el día en que pudiera amarrarme.

Saco la camisa negra que veo en compañía del pantalón también negro, me coloco zapatos Stefano Bemer y cojo escaleras abajo.

—¡Pitt!—escucho me llaman cuando termino de bajar—¡Pitt!—se lanza sobre mis brazos entre lagrimas, la acepto y acaricio su cabello el cual está hecho un desastre.

—Ya me enteré—suelto—lo siento mucho—la despego viéndola a los ojos—pero ahora no es momento de llorar Diana, en cambio, debes arreglarte mientras yo contacto a todos los abogados, tanto lo de los Morfis como los nuestros, debes pedirles que busquen la manera de que puedas quedarte a la cabeza de todos los negocios de tu padre hasta que todo esto se resuelva, de otro modo me temo que tu madre y Derek se quedaran sin nada, a menos que tu hagas todo lo posible para tomar el mando y dirigir todo.

—Pero yo...

—Tranquila, cuentas conmigo, todo mi dinero y poder te respaldan, no habrá nadie que se pueda negarse a ti.

—¿Cómo haremos eso?

Sonrío.

—Ahora saldré a la empresa, hablaré con algunos contactos y esta misma tarde te diré lo que puedes hacer, es posible que tu madre quiera ser la que reclame el trono así que debes hablarlo con ella, quien sea de las dos que lo haga tendrá mi apoyo, por otro lado no sé si ella pueda hacerlo, tú ya tienes experiencia que ella no y...

—Yo lo haré—me alegra escucharla decirlo—soy su única hija y mi madre no podrá hacerlo, conozco el modo en que mi padre trabaja también sé que no le gustaría que ella se metiera en sus asuntos.

—De acuerdo—la acerco y dejo un ambicioso beso sobre su cabeza—ahora ve y dúchate, tengo muchas cosas que hacer.

Me aparto y empiezo a caminar hasta la salida.

—Pitt—volteo a verla—¿Dónde has estado?

Mi mente calcula una rápida respuesta.

—Necesitaba cerrar un importante negocio con los hindús, pero no te preocupes, ya está hecho, ahora tienes toda mi atención, lamento no haberme enterado antes.

—¿Y para eso debías de viajar sin avisar llevándote a tu secretaria contigo? Los dos a solas.

—No entiendo tu pregunta, además ¿de dónde has sacado eso?

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora