¿Dios Existe?

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(- ANUNCIO: ESTE ES EL ANTEPENÚLTIMO CAPÍTULO DEL LIBRO.)

NARRADORA

— Deberías quitarte tu chaqueta, estás mojada y podrías agarrar un catarro.

Abigail se sentó en la alfombra del salón; se sentía incómoda, pues se encontraba en una casa desconocida con un adulto que no conocía del todo bien. Suavemente se quitó su prenda y se aseguró que el collar continuara en su cuello.

Afortunadamente, todo estaba en su orden. Pero eso no le impedía despreocuparse por todo lo que había visto.

Ver la muerte en una película es muy diferente a sufrirlo en carne propia, aquellas personas habían hecho algo muy malo. Pero, ¿por qué?

Abigail se preguntó por qué en este mundo existe la muerte, el robo, la guerra. Ella vivía segura en su casa con su padre, su madre y su hermana. Tenía una vida normal como cualquier otro joven. Pero nada más se apartó del nido empezó a experimentar lo que verdaderamente existe en el exterior.

Sin embargo, no tenía miedo a la muerte. A diferencia de las otras personas, Abigail sabía que ella tenía un propósito en su vida. Dios le había salvado y había puesto una misión por cumplir. Ella estaba segura de que si Dios tenía un designio en ella: nada ni nadie (ni siquiera la muerte) sería capaz de detenerla.

— Ten, estarás caliente con esto. —dijo Azai dándole un jersey suyo.

— Señor Azai, usted es un policía, ¿no es así?

— Se puede decir que sí. —dijo mientras calentaba agua.

— ¿Qué pasará con todas aquellas personas que mataron a la gente?

— Seguramente los cogerán y los condenarán a muerte.

— ¡¿A muerte?! —respondió sorprendida. — ¿No se les debería dar una segunda oportunidad?

Azai volvió a verla sorprendido, era la primera ver que Abigail lo miraba así. El gran orgullo de un justiciero no encontraba compasión en su vocabulario.

— ¿Cómo crees que un asesino pueda tener semejante oportunidad? Ellos hicieron algo terrible y tienen que pagar.

— Sí, lo sé; pero tal vez ellos pueden arrepentirse y empezar una nueva vida diferente a la que poseían.


—¿Quién sería capaz de perdonarles?

— Dios podría. —contestó Abigail con toda naturalidad.Él es capaz de perdonar al pecador si él se arrepiente de todo corazón.

— ...pensé que como niña lo normal sería que me dijeras que aquellos hombres merecían morir por todo lo que hicieron, la verdad es que el mundo lo ve así ¿Acaso eres cristiana?

— ¿Cristiana? ¿Qué es eso? —preguntó sorprendida ante aquella nueva palabra.

— Un cristiano es una persona que cree en Dios.

— Pero, si eso fuera así: todos seríamos cristianos.

— ¿A qué te refieres? —preguntó confundido.

— Señor Azai, ¿usted cree que Dios existe?

— No soy cristiano Abigail, pero sí creo que Dios existe; aunque no creo en él.

— Entonces si fuera cierto lo que usted dijo, usted sería cristiano porque cree en la existencia de Dios. Yo creo que un verdadero cristiano es aquel que cree Y OBEDECE lo que Dios nos manda, que es un verdadero hijo suyo.

— Por lo visto es muy fácil que digas eso. Pero si es así dime, ¿por qué saliste huyendo en vez de quedarte y morir como mártir? Si tanto quieres evangelizar como lo hiciste conmigo, ¿por qué no lo hiciste en aquel momento?

— No puedo mentir, tuve miedo. Pero también sé que tengo una misión que cumplir y debo cumplirla.

Azai apagó la olla que estaba hirviendo y se sentó frente a Abigail, la miró de frente para ver si estaba 100% segura de lo que hablaba.

— ¿Sabes por qué estás así ahora pequeña? Porque acabas de conocer a Dios, lo ves todo como un paraíso. Imaginas que Dios te va a llevar con bien y que todo lo que hagas te irá bien pero déjame decirte que no es así. Es normal que te sientas así porque sientes que tu vida tiene un propósito ¿Sabes cuál es el principal motivo de los suicidios juveniles en este país? Yo mismo he preguntado a cientos de jóvenes con esos deseos y me respondieron que la razón era porque sentían que no tenían un propósito en la vida ¿Para qué estoy en este mundo? ¿Acaso fui un error y mi destino es morir igualmente?

Seguramente tú también te sentías así pequeña. Y cuando encontraste a Dios encontraste un propósito a tu aburrida y triste vida, y es por ello que tienes semejante determinación. También hay personas como tú que han encontrado su propósito en muchas otras cosas; ayudar al cambio climático, ayudar a niños que pasan hambre en países pobres o que son veganos. Ellos también tienen la misma determinación que tú. En pocas palabras, la religión es otra de esas mentiras que te ponen una meta gloriosa por la que tú darías tu propia vida.

Abigail no quiso creer ninguna de las palabras que aquel adulto le decía. Pero por otro lado, le encontraba sentido y razón a todo lo que había sucedido en su vida. Si seguir a Dios fuera tan hermoso como lo experimentaba ella, ¿por qué las personas en este mundo no lo hacían también?

Se sintió acorralada y con cada palabra que Azai soltaba, su fe y su convicción de que Dios existía menguaban notoriamente.

¿Dios existe o no existe?...-pensaba angustiada.

En menos de 5 minutos Abigail, ya se encontraba llorando en un rincón. Sentía su fe derrumbada y su semblante ya no era tan firme.

— No... No quiero creer en todo eso... —susurró entre sollozos.
— Pero es la verdad. Lo siento mucho, Abigail.
— ...

Abigail sintió como una parte de ella de desvanecía al ver que en todo lo que decía Azai tenía razón. Se sintió como en un principio...

Sola, confundida y sin rumbo.

La Guardiana del Libro [CRISTIANA] #1 {TRILOGÍA} ["El Libro secreto"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora