.32. segunda temporada . FINAL

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Tomo mi mano para caminar fuera de la cocina. Lo seguí con curiosidad.

- ¿Qué haces? – fruncí el ceño

El me había dejado en el medio de la sala y camino hacia el equipo de música.

- Quiero bailar contigo – comento tranquilo

- Odio bailar – argumente

- No lo haces y lo sabes – volteo a observarme divertido

- Romperé tus pies amor – hable con gran pena

- Puedes romperme todo lo que quieras, pero baila conmigo – dijo acercándose a mi

De fondo comenzó a sonar una canción lenta. Sabía que en algún momento de mi vida la había escuchado, pero no lograba recordar cual era. El noto aquella confusión que presentaba en intentar darle un nombre a esa melodía que sonaba.

- ¿No sabes que canción es? – pregunto cuando tomo de mi cintura tiernamente, un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando lo sentí y tomaba con su mano libre la mía

- No – lo observé a los ojos

- Contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones - comenzó a cantar con una sonrisa seductora, yo reí tirando mi cabeza hacia atrás - Contigo aprendí a conocer un mundo nuevo de ilusiones

Apoyé mi cabeza en su hombro cerré los ojos disfrutando el momento, dejándome llevar por su voz. Dejándome llevar por el latido de su corazón, y por el compás de sus pasos que hacían que estuviera bailando en el cielo.

Me sentía protegida, amada como nunca antes. Él era la pieza que faltaba en mi vida.

Cuando la canción termino, levante mi vista hacia él. Sentí un hormigueo subir por mi garganta, sentía la emoción querer florecer hacia el exterior en forma de lágrimas. Las mariposas en el estómago volvieron a renacer, dándome descargas eléctricas frente a su dulce mirada.

- Te amo mi amor – susurro con una leve sonrisa

Lo tome de su cuello para atraer sus labios hacia mí. Lo bese lentamente, nuestras lenguas se acariciaban como si tuvieran la prioridad de disfrutarse por minuto.

- Te amo a ti – sonreí cuando nos separamos

- Feliz navidad – beso mi coronilla

Abrí los ojos con sorpresa cuando recordé de que no le había dado su regalo.

- ¿Qué sucede?

- Tu regalo – hice una mueca observándolo – espera aquí

Corrí hacia la oficina y tomé la caja. Volví lentamente hacia él, estaba ansiosa y a la vez nerviosa. Había escrito una historia sobre él, pocas veces me detenía a escribir con tanto sentimiento para alguien. Pero él se merecía que escriba su nombre hasta en el mismísimo cielo.

- Toma – sonreí levemente

- Sabes que no te hubieses molestado

El tomo la caja y la abrió para toparse con el sobre gigante. Frunció el ceño sin comprender nada de lo que había en sus manos

- Estas frente al primer ejemplar de mi obra – baje mi mirada tímida

- ¿Qué? ¿enserio? – su voz se sonaba emocionada

- Si – sonreí levantando mi mirada – ¿y sabes sobre qué escribí?

El levanto su vista hacia mí y negó levemente.

- Escribí sobre ti – susurré, sus ojos mostraron sorpresa – escribí sobre lo mucho que te amo, describí todo lo que somos en un libro

- ¿Y cómo se llama? – se acercó a mi peligrosamente

- Se llama amarillo – sonreí – lo llame amarillo

Este sonrió, mostrando sus dientes perfectamente blancos y pego su frente con la mía sin dejar de observarme.

- ¿Te dije que estoy perdidamente enamorado de ti y que me haces feliz? – yo solo reí levemente

- Feliz navidad amor de mi vida

Tome de su cuello y bese sus labios nuevamente. Pero un sonido extraño interrumpió nuestro momento romántico.

- ¿Qué es eso? – pregunte aun prendida en sus labios

- No lo sé – confundido hablo

Caminamos hacia la cocina, el baby call estaba funcionando. Nos pusimos a su alrededor prestando atención a aquel pequeño aparato.

- Papa – la voz de Max comenzó escucharse – papa – volvió a llamar

- ¿Dijo papa? – Villa tomo el pequeño aparato – dijo Papa – sonrió feliz

Max solo balbuceaba, nunca había dicho una sola palabra hasta ahora. Había llamado a su padre. Levante la vista hacia el que se encontraba más que emocionado, con lágrimas en los ojos.

- Dijo papa – volvió a repetir – dijo papa, mi amor

Se acercó a mí y beso mis labios rápidamente para luego desaparecer hacia la habitación de nuestro hijo. Reí al ver la escena que monto mi esposo con su emoción. Quien iba a decir que el destino nos iba a permitir seguir estando juntos y poder disfrutar de nuestro pequeño hijo. Pero uno nunca sabe lo que prepara el destino, si seremos un para siempre o quizás solo un momento, aunque me gustaría que esto fuera eterno. 















Tranqui, que falta el extra

Amarillo - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now