Capítulo 91. No hay que preocuparse por nada

Comenzar desde el principio
                                    

—Ni te imaginas lo cierto que es eso —soltó Damien de forma mordaz, confundiendo un poco al muchacho—. Pero bueno, ¿entramos de una vez?

Antes de que Rony les diera alguna confirmación a dicha solicitud, la niña presentada como Jessica se adelantó, casi haciendo a un lado a Rony para poder pasar, y subió los escalones hacia la puerta dando pequeños saltitos en cada uno. Lala la siguió justo después, y un poco detrás iba Sara.

—Con tu permiso —pronunció ésta última, con su mirada agachada al pasar delante de Rony.

Damien se dispuso a seguirlas, pero Rony se sobrepuso lo suficiente para tomarlo del brazo y detenerlo.

—Damien, espera un poco, por favor —le indicó casi sonando como una pequeña suplica. Damien sonrió extrañamente complacido, y miró sobre su hombro a Verónica.

—Mejor adelántate —le indicó apuntando con su cabeza en dirección a la casa—. No querrás dejarlas mucho rato solas, ¿o sí?

La chica rubia lo observó con seriedad unos instantes, y luego sin decir nada se adentró hacia la casa detrás de las niñas. En cuanto se alejó lo suficiente, Rony soltó sin pudor lo que tanto quería preguntar:

—¿Qué te pasa?, ¿por qué trajiste a esas niñas contigo?

—¿Por qué? —Murmuró el chico Thorn, irónico—. ¿Hay algún problema con eso?

—Pues... sí —pronunció Rony algo más dudoso, apartando además en ese momento su mano del brazo de Damien como si éste le hubiera quemado, y de cierta forma así lo sentía—. Cuando dijiste que venías con unas chicas... yo me imaginé otra cosa. No es en lo absoluto una fiesta para niñas, si entiendes lo que digo...

Damien rio abruptamente, sonando casi como si de alguna forma aquel comentario hubiera sido una de las cosas más estúpidas que hubiera oído, y Rony no pudo evitar cohibirse por ello, más que molestarse.

—Yo que tú me preocupaba más por tus invitados que por las mías —señaló Damien justo después, rematando su comentario (¿o advertencia?) con un par de palmadas en el brazo de Rony. Éste se quedó helado, sin saber cómo reaccionar.

El chofer de la camioneta se bajó en ese momento, rodeándola por el frente para entonces pararse firme a un costado, como miembro del servicio secreto.

—Kurt, espéranos acá afuera, ¿bien? —Le indicó Damien—. Estaremos sólo un rato.

—Lo que diga, Sr. Thorn —le respondió el guardaespaldas, apenas asintiendo lo necesario.

—Anda, Rony —añadió el Thorn justo después, rodeando el cuello de su anfitrión (forzado) con un brazo para obligarlo a andar hacia adentro de la casa—. No te quedes afuera en tu propia fiesta.

Rony no respondió nada, ni tampoco se opuso demasiado a que Damien lo llevara de nuevo adentro. Su único consuelo fue haberle escuchado decir que estaría "sólo un rato." Esperaba fuera cierto.

— — — —

Dentro de la casa, Crystal, Kelly y Cindy se habían posicionado a un costado de la sala, en apariencia platicando entre ellas al tiempo que bebían de sus vasos. Pero, en realidad, las tres tenían un ojo en la entrada para apreciar cuando el tal Damien Thorn hiciera su aparición, pero procuraban no ser demasiado obvias al respecto. Sin embargo, lo que terminaron vieron entrar por esa puerta, ellas y todos los presentes por igual, fueron a las tres jóvenes acompañantes del joven Thorn. Las niñas se pararon una a lado de la otra, contemplando a su alrededor con curiosidad, pero no más curiosidad y confusión que como todos los demás las miraban a ellas.

Resplandor entre TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora