Capítulo 23: Potter Humiliation and Patronus

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-De acuerdo-, dijo Nick con el labio inferior sobresaliendo y sintiéndose muy petulante.

-Otra vez-, dijo Remus asintiendo alentadoramente.

-¡Expecto Patronum!- cantó Nick con su varita frente a él.

De nuevo salió la misma cantidad de vaho.

-Otra vez-, dijo Albus no podían realizar el hechizo por él tenía que hacerlo por su cuenta. Ese hechizo era muy útil sobre todo ahora, los dementores casi se unieron al bando de Voldemort la última vez. Era cuestión de tiempo que se acercara de nuevo a ellos, así que era uno de los hechizos más importantes que tenía que aprender ahora mismo.

-¡Expecto Patronum!- gritó Nick desesperadamente.

Apareció menos humo.

-¡No sé qué pasa!-, gimió lastimosamente.

-Intenta una memoria diferente, Nicolás-, calmó Dumbledore amablemente.

-La que estás usando no es lo suficientemente fuerte-, remachó Remus.

Nick asintió con gesto adusto cerrando los ojos y tratando de pensar en un recuerdo genuinamente muy feliz. Obviamente, los recuerdos en los que recibía muchos regalos no eran lo suficientemente buenos, pero para él, en sus profundos pensamientos, no podía decir que tuviera un recuerdo realmente feliz, no de la forma en que el Patronus lo requería. Eso era una tontería, pensó para sí mismo que cualquier recuerdo feliz debía ser lo suficientemente bueno. ¿Quizás uno sin su hermano el verano pasado? Antes de que todo saliera mal, pasando el verano con su familia. La salida a la playa todos juntos sin su estúpido hermano. Pensando en ese recuerdo con todas sus fuerzas levantó su varita una vez más y gritó el hechizo de nuevo.

-¡Expecto Patronum!-.

De nuevo el humo salió disparado sin que se formara una forma distintiva.

Las mismas palabras siguieron llenando el aula durante lo que pareció una eternidad.

-Esto no va a ninguna parte-, suspiró Albus, ya llevaban tres horas en ello. Nick se estaba agotando, ya ni siquiera salía humo de la varita, y el chico parecía a punto de colapsar. Era un hechizo difícil de dominar, Albus sabía que estaba siendo duro con el chico pero necesita un deber.

-No, tal vez no sea la próxima vez-, suspiró Remus pasándose la mano por su desordenado cabello arenoso.

De repente la puerta del aula se abrió y entró James junto con Lily. Remus se negó a mirarlos siquiera; de repente, el fondo del aula le pareció bastante fascinante. Lo único que pudo escuchar fueron las palabras que Sirius pronunció la noche anterior de que le había enviado regalos a Harry hasta que cumpliera los siete años por lo menos. Nick no podía ser malo a esa edad, James y Lily debían de habérselos regalado a Nick. Se sentía muy asqueado con ellos y temía que si los miraba perdería el poco autocontrol que le quedaba.

-¿Habéis terminado? Vamos a llevar a Nick a por sus cosas del colegio- inquirió James.

-¿Qué? ¿Tengo que hacerlo?- Preguntó Nick con cara de disgusto. No quería tener que ir al Callejón Diagon ni tampoco a Hogsmeade. No con la forma en que la gente se estaba comportando con él, le dolía ver a tanta gente siendo desagradable con él. Mirándolo mal y tratándolo como un leproso después de todo lo que había hecho por ellos. Él fue quien los había salvado de Voldemort casi al precio de su propia vida. Gracias a él se habían liberado del mal que era Lord Voldemort. Sin embargo, por un error todo se estaba yendo al infierno y Nick no sabía cómo afrontarlo.

-Vamos a conseguirte tu nueva escoba- dijo James esperando que eso animara a su hijo.

-¿En serio?- preguntó Nick animándose al instante.

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