2. Wanted Man

7 3 0
                                    

Siento el peso de Jake sobre mí, sus caderas crean un vaivén brusco, casi doloroso contra mis caderas. No puedo hablar, no me puedo mover, es como si no estuviera en mi cuerpo y viera todo lo que sucede en tercera persona. «Quiero que ya acabe» Sus gemidos me perforan los odios, su sudor me dan náuseas y sus caricias me queman. Intento hablar, pero lo único que sale de mi boca es un jadeo de dolor, pero Jake no parece captar mi dolor ya que eso lo incita a empujar más fuerte haciendo que se cree un dolor punzante.

— Vamos bonita, córrete conmigo —Su voz sale en un jadeo de puro placer, mientras yo solo pienso en el final de este infierno. »

Me levanto jadeando y sudando, los temblores de mi cuerpo son incontrolables, la respiración me falta ocasionando que mis pulmones ardan en busca de un poco de aire. Me repito una y otra vez lo que me dije estos últimos años. «No fue mi culpa» No lo fue.

Sé que después de haberme levantado no podre dormir otra vez. Esto ya de volvió una mala costumbre desde ese tormentoso momento, me quedo un momento sentada en mi cama y me acurruco más entre mis suaves sábanas para conservar en calor por un rato más. Me decido por levantarme para ir a buscar algo que hacer, todo es mejor que quedarme aquí acostada por el simple y sencillo hecho de que eso me hace pensar en varias cosas que no quiero.

Mis pies tocan lo suave de mi tapete mientras bajo de un brinco de mi cama y salgo en camino a la pequeña sala. Siento la pesadez de mi cuerpo por el cansancio y el leve ardor de mis ojos.

Llego a la cocina y empiezo a buscar el bote de té, me podrán llamar obsesiva, pero mi colección de té es lo más preciado que tengo; tengo desde el más raro, hasta el más común.

Busco como loca en cada cajón del mueble, busco incluso en los dos cajones que posee la encimera donde nunca guardo nada, pero incluso para mi propia sorpresa se encuentra ahí. Sano y salvo. Al parecer no estamos tan mal como creía. Pongo a hervir agua y mientras espero a que esta este en su punto de ebullición me dedico a revisar el correo que llego en la mañana y tuve el descaro de no ver.

Recibos. Más recibos. Más y más recibos. 

Veo todas las facturas a pagar en mi mano con gesto cansino. Tendré que trabajar horas extras. Sigo revisando todos los papeles sin ningún interés hasta que mi mano se detiene en un sobre café barro que reconozco muy bien. 

Mi madre. 

Analizo el sobre en mis manos por un rato hasta que decido ir a mi cuarto, saco la caja que guardo al fondo de mi armario, la abro y contemplo los miles de sobres que ahí están guardaos. desde el momento en que me fui de casa no han dejado de llegar estos sobres a mi actual hogar, sin falta cada mes.  Reconozco estos sobres muy bien ya que mi madre solía usarlos para mandar cosas importantes de su trabajo o dinero a depositar para algún proveedor. Solo una vez me atreví a abrir uno de los sobres y adentro habían mil dólares que, hasta la fecha, me sigo preguntando como mamá se los sacó a papá sin recibir reprimenda alguna, adentro siempre hay una carta donde pregunta como estoy o si planeo regresar pronto a casa.

Nunca le contesté y nunca he tocado, ni tocaré, el dinero que manda. Si no se preocupó por mí en el momento más duro de mi vida, no quiero que se preocupe ahora por mi. Llámenme estúpida u orgullosa, pero prefiero valerme por mí misma antes que que aceptar vivir bajo su merced otra vez. 

Ella nunca me cuido como cualquier madre lo haría con sus hijos. Tuve que aguantar las miradas de compasión de ella cada vez que papá desquitaba su enojo conmigo cada vez que hacía añicos mis cosas o incluso me golpeaba. 

Mi madre nunca fue de las típicas que tenía ese instinto protector con sus hijos. Ella nunca se preocupó por mí como debería de haberlo hecho, mi padre mucho menos; nunca mostró interés por lo que yo hiciera o dejara de hacer, pero media vez fuera algo que a él no le gustara ya me ganaba un buen sermón de como no fui y nunca sería la hija que ellos hubieran querido. No era que me gustara meterme en problemas o escuchar todas los reclamos que mi papá tenía para darme cada día, sino que me molestaba la idea de llegar a ser por mínimo la hija que ellos siempre se hacían la idea de querer, así que mejor idea que convertirme en una auténtica hija de puta con todos. Pero esa fue la etapa que más cara pagué.

DESTROY ME #1  [Calum Hood] Where stories live. Discover now