Cuentos Oníricos

Un sueño sangriento

Ya eran las 10 de la noche, hora de dormir. En verdad no entiendo el afán de mi madre de que me duerma temprano, por Dios ya tengo 13 años, pero ella siempre me ve como su niña.

En fin, me lavo los dientes, me pongo el pijama y tomo un libro sobre vampiros de mi pequeña estantería; me encanta leer sobre ellos, son creaturas fascinantes que, sin duda deberían existir. Siempre me han llamado la atención, sus poderes sobre naturales, la forma que tienen de aparecer y desaparecer cuando quieren, el leer los pensamientos, entre otras cosas, es algo asombroso.

-Pamela, ya deja de leer eso, vas a tener pesadillas cariño. Me dice mi madre tomando el libro de mis manos y colocándolo de nuevo en la estantería, hago un puchero inconforme, pero ella sale de mi cuarto serrando la puerta no sin antes decirme un buenas noches acompañado de un beso en la frente.

Me encuentro en un bosque, no sé ni como llegué, solo me acuerdo de haberme despedido de mamá, y ya no recuerdo nada. Me siento asustada, grito por ayuda, pero nadie me escucha, mi garganta arde de lo fuerte que grito, pero no tengo respuesta. El terror me inunda y empiezo a temblar, mis rodillas no resisten voy a caer, hasta que siento que alguien me sujeta de la cintura para no caer, suelto un grito horrorizada.

-Shhh tranquila pequeña, no te haré daño.

Es un chico, tiene el cabello hasta los hombros, sus ojos son negros, lleva puesto una túnica negra, es muy imponente.

-Suéltame, ¿quién eres tú? ¿Qué quieres de mí?

-Solo quiero mostrarte tu verdad, esa verdad que te han ocultado, sígueme.

Me dice con una voz autoritaria, y no sé por qué lo sigo, solo sé que la curiosidad le ganó a mi razón, y lo seguí.

Caminamos atravesando árboles que están caídos, pisando el lodo que se encuentra causa de la lluvia. Vamos en silencio, la verdad estoy asustada, pero ya que más da, no sé el camino para regresar a casa, y si quiero averiguar porque estaba en el bosque sin recordar nada, debo segui.

Pasados unos minutos comienzo a ver una pequeña cabaña, nos acercamos más, y lo que veo me deja estática. Son personas con túnicas negras y colmillos, chupan la sangre de unos animales.

Los sujetos cuando me ven aplauden. El chico me hace poner una de esas túnicas y me empiezan a salir colmillos. Me pasan un conejo vivo y todos gritan... ¡Bienvenida al clan!. Y ahí despierto sudorosa, sin saber que demonios a pasado.