—Ya... terminamos, ¿Cómo te sientes?

—Exhausta, pero... motivada.

—¡Sí, ahora vamos a hacernos mascarillas!

Con las pocas energías y la gran motivación que les quedaba, se dirigieron hacia el cuarto de Luce, la prima mayor, en búsqueda de las mascarillas y exfoliantes para el rostro. —¿Quieres que te haga uñas de gel? —Le ofreció mostrándole su cabina de luz UV, a lo que Gekko acepto con un asentimiento de cabeza. —

La noche terminó en dos jóvenes de 17 y 18 años que descansaban en el suelo con sus mascarillas en el suelo, quedándose profundamente dormidas.

Sus días eran simples partiendo en sus rutinas, estudiaban y regresaban a casa, pero sabían darle un toque especial a las horas de sus días, su prima mayor siempre ha intentado impedir que la menor tocara fondo, motivándola a que cada día realizara actividades diferentes a la par.

No recordaba la fecha en el que todo inició, y desconocía el porque comenzó, el principio de dicho sentir le era irreconocible, y solo sabia el gran dolor que le causaba, el como detuvo su vida.

[...]

"¿Tienes intereses?"

Su mente pensaba en todo como siempre, y de vez en cuando una buena idea se le venía a la cabeza, emocionando por completo a la mujer que terminaba de secar sus lágrimas.

Con rapidez tomó su móvil y escribió su idea en su bloc de notas, sabía que lo olvidadiza que era por lo que siempre anotaba todo.

Su vocación era la literatura, y temía el día en el que perdiera interés por eso, como siempre solía pasar.

—¿Puedes colgar la ropa de la lavadora? —Su prima golpeó su puerta y habló desde el otro lado. —

Ella aceptó y se levantó de su cama luego de unos minutos, con su vista buscó sus pantuflas y al encontrarlas, se las colocó para así salir de su cuarto por primera vez desde la cena del día anterior.

Luego de colgar toda la ropa camino hacia la
cocina, su estómago rugía de hambre aunque ella no quisiera comer, sabía que tenía que hacerlo igual.

Con un tazón de fideos con salsa en mano, se dirigió hacia el sofá, pensaba seriamente a diario sobre cómo podía acabar con dicha situación, pero no sabía cómo.

Solo pudo abrir su laptop para acto seguido comenzar a plasmar sus ideas en sus documentos de Word, donde en una carpeta se encontraban todas sus novelas que jamas tuvieron una finalización, se esforzaba a diario para escribir un nuevo capitulo pero su mente era una caja vacía.

Al igual que su corazón, todo en ella era un gran vació emocional, el llanto a veces se detenía y las emociones se desvanecían, la frustración de no poder levantarse de cama también estaba ahí, pero desaparecía a los segundos.

Con la música al volumen medio en sus audífonos comenzó a escribir, intentando no dejarlo a los minutos gracias a tu eterno bloqueo mental.

En otra carpeta se encontraban los archivos de su poesía, o intento de poesía, como ella solía decirle. 

La tarde comenzó a volverse noche en la ciudad de Tokio, por la ventana se veía el atardecer que llamaba a la luna, robándole la atención a la distraída joven, quien separó sus dedos de las teclas y apreció los colores dignos de una maravilla que sus ojos se sentían poco valiosos de observarla.

𝐀𝐥𝐦𝐞𝐧𝐝𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐟𝐥𝐨𝐫. 「𝐆𝐨𝐣𝐨 𝐒𝐚𝐭𝐨𝐫𝐮」Where stories live. Discover now