Me vuelvo a poner los auriculares y cuando veo hacia el frente puedo ver como Gerard me guiña un ojo por el espejo retrovisor.

***

―Alba deja de saltar en la cama ―la regaña Judith, pero esta no le hace caso. Hace media hora llegamos a la casa y ya estaban discutiendo.

La distribución de las habitaciones no fue difícil. Niñas por un lado y niños por el otro. El problema se dio a la hora de dividir las camas, Alba quería dormir en una cama sola, Helena se niega a dormir junto a la Judith ya que dice que esta la patea por la noche, y Judith está cansada de decirle a la primera que no salte sobre la cama.

―Ashley dile algo ―me pide Judith, haciendo que la mirada de las tres caiga sobre mí.

Dejo el libro sobre la cama que me tocó a mí y me levanto yendo hacia Alba, quien se había quedado de pie sobre el acolchado. Paso los brazos por debajo de sus axilas y la levanto para dejarla en el suelo.

―Haremos esto, Alba dormirás en mi cama, Helena dormirás aquí conmigo y Judith junto a la ventana ¿Contentas? ―todas asienten y comienzan a buscar sus cosas para reacomodarse.

―Eres la mejor de lo mejor ―dice Alba dándome un beso en la mejilla antes de arrojarse en su nueva cama.

―Son todas unas interesadas ―tomo ropa de mi bolso y me dirijo al baño, en el trayecto me cruzo con Zack quien como siempre intenta acercarse pero como de costumbre me encierro en el baño.

Recuesto la espalda contra la puerta, no sé qué pretendo lograr ignorándolo ¿Qué se canse? Probablemente es lo que termine obteniendo. Y tal vez sea lo mejor.

Comienzo a desvestirme y evito a toda costa observar mi reflejo en el espejo, nunca me gusto lo que se refleja, podría ser mejor pero no lo es y no hago nada para cambiarlo. Una sola vez en mi vida no me sentí incomoda con mi cuerpo. Sonará terrible pero si, fue junto a un chico. Con Zack.

En el momento no lo pensé bien, y no fue hasta que se tomó el momento para observarme en que me di cuenta era la primera persona que me veía sin nada. Intente cubrirme por vergüenza e incluso miedo, tenía miedo de que se decepcionara. Pero me hizo saber sin la necesidad de palabras que no se había decepcionado ni un poco.

Me trató con cariño, respeto y como si fuese algo bonito, y esa es la forma en la que siempre me vió.

Termino de darme una ducha y comienzo a secar mi cuerpo. Dejo que los recuerdos de esa noche vuelvan a mi cabeza, sus palabras, sus besos, su risa. Las nuevas sensaciones que dejó en mí.

Borro la sonrisa cuando el recuerdo cambia y va a uno totalmente diferente, uno horrible. Sus manos ásperas, su respiración en mi cuello, el frio en mi cuerpo. Recuerdo haber intentado gritar, pero no lo pude hacer, las palabras no salían de mi boca. En algún momento mis ojos se encuentran cristalizados y estoy en el suelo apretando ambas manos contra mis piernas.

Ya vestida busco entre mis cosas mi teléfono pero no lo localizo.

Maldigo por lo bajo y salgo apurada para llegar a la habitación. Luke lo sostiene cuando me mira con malicia.

―Ashley, ¿sabrías decirnos quien es Jeff y por qué te dio un gran apoyo la otra noche? ―Helena se ríe por lo bajo y yo aprieto mis manos a mi costado.

―Dame mi teléfono ―digo con poca paciencia.

―No ―comienza a correr de un lado a otro sin darme oportunidad de tomarlo. Se lo dan en pasamanos entre Thomas, Judith, Alba y Anthony. Al último le doy una muy mala cara y me gesticula un lo siento.

Ashley y Jeff se gustan, se besan ―cantan los tres más jóvenes. Desvío la mirada hacia Zack quien me da una sonrisa triste antes de bajar la cabeza.

Noelia llega y les quita mi teléfono para entregármelo. Vuelvo mis ojos hacia Zack pero este no me devuelve la mirada. Mierda.

―Vámonos a caminar ―dice antes de salir de la habitación.

―Zack ―intento acercarme pero me da una sonrisa que no llega a sus ojos y sale caminando junto a Judith.

―Mierda ―maldigo mordiendo mi labio inferior.

―Estas jodida ―me susurra Helena enganchando mi brazo para hacer que camine.

En todo el trayecto no se acerca ni intenta hablar conmigo, cuando llegamos bajo un árbol extienden una manta y comienzan a sacar la comida. Aprovecho la oportunidad y me siento junto a él, no me ignora simplemente me trata como si fuese alguien más. Con que así se siente.

El resto de la tarde la pasamos allí, todos ríen y cuentan chistes, trato de mostrar mi mejor cara cuando me hablan pero no puedo dejar de pensar en lo que podría estar pasando por su cabeza.

La noche llega rápido, y cuando estamos todos en nuestras habitaciones intento dormir pero no puedo, no es solamente por él. Es por todo.

A pesar de haber sido muy pequeña, todavía recuerdo cuando me dijeron que mi madre estaba embarazada y fue una situación muy similar a la que estábamos hace unas horas.

Pienso en mi madre, mi padre. Nosotros tres juntos como familia. Aparto el pensamiento cuando noto que Helena comienza a moverse. Me siento a su lado intentando despertarla cuando las lágrimas comienzan a salírsele. Rasguña mi brazo pero no le hago caso, me concentro en despertarla de la pesadilla.

―¡No! ―se sienta de golpe y aprovecho para atraerla a mi pecho. Al comienzo me golpea intentando alejarse, pero en cuanto me reconoce se va relajando.

―Tranquila, estas a salvo, estas bien ―se aferra a mi camiseta llorando. Helena Miller es para mí una de las personas más valientes que conozco. Recuerdo como se erizó mi piel cuando escuche su historia con su llegada a la casa.

Ella solo tenía nueve años cuando llego del colegio y escucho a un intruso en su casa. Bajo las ordenes de su abuela tomo el teléfono y se escondió bajo la mesa, contó aquella vez que no salió de su escondite hasta que escucho un golpe seco. La policía poco después llegó encontrando el cadáver de la mujer de edad avanzada y a una Helena que sin llorar dijo "Me dijo que me escondiera" esa señora era la última familia que le quedaba, pero aun así sonrió y dijo "Ahora está con mamá" cuando le informaron del fallecimiento.

Desde que la conozco la he visto tener muchas pesadillas, las cuales se fueron intensificando con el paso del tiempo.

―Están juntas ―dice como afirmación para sí misma.

―Están juntas ―susurro besando su cabello. Nos quedamos abrazadas hasta dormir. Admiro el que tenga esa valentía para sonreír y seguir adelante cada día. Tal vez muchos dirán que yo siendo más grande que ella debería ser su ejemplo de valentía. Pero ella es el mío. 

Un Secreto En Otoño [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora