Los besos se sentían infinitamente infinitos.

Pero en el momento en que se vieron obligados a terminarlos, algo dentro de ambos estalló.

Y fue cuando se dieron cuenta de que no todas las historias románticas, tienen que acabar con un "felices para siempre"
Eso es lo que creían.

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El tiempo ha pasado lo suficientemente rápido como para hacerse adultos, pero no como para hacerlos ancianos.
Kenma da un suave golpe a su despertador para apagarlo, 7:00 am.
Él odia levantarse temprano, pero ha madurado, así que solo se levanta de la cama, y camina fuera de esta para irse a duchar.

Al crecer, abandonó las comodidades de su prefectura, y se mudó lejos de su familia, amigos, y sobretodo, de Nekoma, su antigua institución.
Mientras camina a través de las escaleras hacia la cocina, bosteza, y echa un vistazo a las fotografías colgadas en su pared. Se ha casado con una mujer buena, honorable, valiente y sobretodo respetuosa.
En todas las fotos, puedes verle sonreír.

Para Akaashi, las cosas no van de forma tan diferente.
El rumbo que ha tomado su vida es simple, también se casó, consiguió una buena casa, un lindo coche, y actualmente tiene una vida satisfactoria.
Mientras su esposa le acomoda la corbata, él lee el periódico, a la vez que da un mordisco a un vegetal de su ensalada.
Se rindió ante la idea de pasar su vida comiendo onigiris, su antes comida favorita, ahora es un hombre sensato que cuida de su salud más que antes. Siempre hace suficiente ejercicio, y aunque el trabajo como editor de manga le quite mucho tiempo, en ciertos días, toma descansos, como hoy.

Kenma está planeando salir a pasear a un parque con su esposa, por su parte, Akaashi ha decidido llevarla a despilfarrar a un restaurante elegante.

Sus rumbos son diferentes, completamente diferentes. Lo único que los conecta, es que al mismo tiempo, están tomando las manos de sus esposas mientras abren las puertas de sus hogares.
Y caminan, pisando las frías y secas hojas otoñales. Todo se siente tan familiar.

Ambos conversan amenamente con sus chicas, sonriendo y haciéndoles comentarios de vez en cuando, porque aún, las muestras de afecto no son lo de ellos.
Un ruido de una moneda cayéndose llama la atención de Kenma, él se detiene, mientras su esposa se ofrece a buscar y recoger el Yen perdido.

Hasta este punto, podría decirse que todo va bien.

Akaashi levanta la mirada, y Kenma también. Y entre toda la gente, ellos se miran.
Los ojos café claro se clavan en los de color índigo, con expresiones sorprendidas.
Un estallido de emociones comienza a crecer por los pechos de ambos muchachos.

"Deberíamos terminar, Keiji"

Estallan, e inevitablemente, Kenma se cubre la boca con una de sus manos.
Durante esa mirada, sus corazones laten con furor, con un repentino sentimiento de que este no es el final, esto no está destinado a acabar y menos tan fácilmente.

", pienso que eso sería lo mejor"

En aquel momento, por el bienestar de ambos, por lo que era correcto y mejor, terminar fue la mejor opción.

Es otoño, y aunque parezca mentira, solo han pasado tres segundos mirándose.

"¡Cariño, la encontré!"

El medio rubio salió de su pequeño trance en ese momento, sonrió tranquilo, asintió y luego caminó nuevamente.
Los pies de Akaashi se congelaron, negándose a moverse de ahí porque quería seguir viéndolo por un segundo más.
Por arte de magia, solo comenzó a caminar, y ambos cruzaron uno al lado del otro.

Ellos son felices, tienen vidas simples, pero satisfactorias, no tienen demasiado, pero sí lo necesario, y eso es suficiente.
Son felices, sin embargo, sollozan en silencio y parpadean rápido, solo para que las lágrimas caigan velozmente y sea fácil ocultarlas.
La sensatez les gana, y no lo admitirán, pero solo caminan porque es su deber, porque internamente, mueren por voltearse, por gritar, por decirse al menos una última palabra y guardarla dentro de sus corazones hasta que la desdichosa hora de su muerte los consuma.

Son felices, pero Akaashi miente al decir que algunas veces no puede dormir porque está acostumbrado a quedarse despierto hasta tarde.
Miente, porque se la pasa pensando en Kenma día y noche, porque desde la última vez nada ha cambiado ni un poco.

Nadie está cien por ciento listo para enfrentar una tormenta, menos si esa tormenta son tus propios sentimientos. Nadie nunca estará listo para despedirse cuando no quieres decir adiós.
Nadie estará preparado nunca para dejar de amar a su alma gemela.

El viento es frío, y el aroma a humedad es nostálgico. Sin saberlo, ambos se detienen, solo quedándose parados en sus sitios sin saber que hacer.
La última gotita baja por el ojo de Akaashi, se limpia, y voltea, pero un poquito, solo un poquito, y Kenma imita esta acción, mirándolo por el rabillo del ojo solo un segundo.
Las chicas también se miran, pero en su lugar, solo prefieren no hacer demasiado contacto visual.

El universo se había detenido, y para cuándo los pasos volvieron a escucharse, el aire se sintió pesado.
Akaashi y Kenma siguen conversando con sus esposas con total naturalidad, como tontos, porque eso son, unos tontos.
Unos tontos que esperan ansiosos por el próximo otoño, porque quizás, y solo quizás, les daría la oportunidad de revivir este momento otra vez.

En aquel entonces, cuando se decían te amo, sus tonos eran neutrales y naturales, pero sobre todo, muy sinceros.
Hasta el día de hoy, si volvían a tener la oportunidad de decirlo una vez más, aquello no cambiaría.
Igual que el otoño.

— ¡Hey, hey! Ya estoy de vuelta, y como prometí, ¡Traje un pequeño oneshot para recuperar sus presencias!
¿Me extrañaron? Yo que , ¡Aunque debería estar haciendo tarea, no pude evitar escribir esto! Y para ser sincera, los resultados fueron totalmente satisfactorios.
Lo siento si se les hace repetitivo, pero, ¿Saben? ¡Las esposas de Akaashi y Kenma son Kiyoko y Yachi, y de la misma manera, ellas tienen los mismos sentimientos la una por la otra!
Creo que se nota demasiado cual es mi otp...

Espero que la cuarentena les esté tratando bien, ¡Suerte con las clases! ¡Confío en que ustedes podrán!

Cuídense, me despido por ahora, ¡Nos leemos luego! o(*'*)

Another fallWhere stories live. Discover now