Regresando al tema en cuestión, la llamada parecía ir de forma amena: ambos conversando acerca de cómo fue su día y alguna que otra anécdota divertida que sucedió en sus clases. Todo iba como viento en popa, hasta que el compañero de piso de Zhongli decidió aparecer y arruinar todo.

Venti era molesto. No había otra palabra para describirlo mejor. Parecía que nunca se le acababa la energía, siempre hacía bromas y tenía la horrible manía de imitar a otros o hablar con rimas. Zhongli más de una vez confesó tener ganas de golpearlo. Sin embargo, aunque Xiao aceptaba que ese pequeño extranjero era algo complicado, debía aceptar que también era muy gracioso. No veía mal que su novio tuviera un nuevo amigo tan entusiasta. Hasta hoy.

¿Mencionó que Venti tenía la mala costumbre de ser el "doctor corazón" en su país de origen? ¿No? Pues ahora lo saben. Este chico cada vez que podía se colaba a la conversación dando "consejos" amistosos a Zhongli. Iba desde cómo coquetear, conquistar, escribir poemas de amor y recitarlos. En casos más extremos, tenía la audacia de mencionar maneras de "encender" las cosas —en el sentido más sexual de la palabra—. Tenía la leve impresión que más de consejos verdaderos, eran solo bromas pesadas para probar cuán infinita era la paciencia de Zhongli.

Esta ocasión no fue diferente. Apenas cruzó por el umbral de esa puerta y los pilló hablando, saltó encima de Zhongli y empezó a recitar en voz alta su discurso elaborado de "cómo hacer sex-phone con tu pareja". Solo que esta vez la broma escaló tanto que terminaron ambos a una distancia peligrosamente cerca de la ventana. Xiao se percató antes, trató de avisar de eso, pero fue demasiado lento. Un salto por parte de ese Gremlin, un grito de ambos universitarios, la imagen distorsionada de la caída y por último la finalización de la llamada.

Xiao estuvo por casi cinco minutos con el corazón en la garganta. No sabía qué hacer. ¿Llamar a los paramédicos? ¿Al casero de Zhongli? ¿La morgue? ¿Qué posibilidades hay para que un adulto sobreviva la caída de un cuarto piso?

Su alma regresó a su cuerpo cuando recibió la llamada de un número desconocido; era Venti. Así acabaron en este tragi-cómico escenario. Zhongli ahorcando al asesino de su teléfono, Venti luchando por sus derechos como ser humano y Xiao recuperando el aliento luego de haber tenido un infarto. Qué vergüenza.

—Lo lamento, Xiao —cuando el Gremlin por fin huyó del agarre de oso de Zhongli, este por fin pudo seguir con su conversación—. Parece que tendremos que conformarnos con llamadas y algunas cuantas videollamadas a la semana hasta que compre otro teléfono.

—No necesitas disculparte por eso —Xiao le sonrió un poco. Se decepcionó de que ya no pudiera verlo todos los días, mas no deseaba que Zhongli descuidara sus estudios para buscar un trabajo de medio tiempo y reponer con rapidez su teléfono.

—Haré que ese bufón pague por esto rápido —bufó. Miró hacia un costado, presumiblemente a donde el alemán había huido. Ah, parece que haría pagar al extranjero por esto. No es mala idea—. Debo cortar, querido Xiao. Dulces sueños, te quiero.

Xiao le deseó buenas noches y se despidió también. Suspiró. Se reclinó en su silla, levantó la cabeza y fijó su mirada en el techo de su habitación.

—Esto será difícil. 

 

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⏰ Última actualización: Apr 03, 2022 ⏰

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