Parte 17

180 32 65
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



48 horas antes de la boda.







En el estudio de grabación solo podía escuchar mi propia voz a todo volumen, casi parecía que no había nadie más a mi alrededor, que, por unos pocos instantes, solo existía mi música y yo. Cantar era todo lo que sabía hacer, cantar era la razón por la que había nacido, yo vivía para la música, y el sueño de todo músico es que su propia música sea conocida; que se escuche en todo el jodido planeta.

Y ese era el sueño que estaba cumpliendo yo.

—¡Detente, joder! —escucho decir a Wilson desde fuera de la cabina, a través de los audífonos que proyectaban intensamente su voz.

Yo me detengo. Estaba lleno de sudor, había estado practicando tres horas seguidas y este tipo aún no quedaba satisfecho con la canción.

—¡¿Ahora qué cojones ocurre?! —reclamo yo, con la respiración agitada como si acabase de correr una maratón.

—¡¿Qué cojones te ocurre a ti, Trevor?! ¡Vas fuera de ritmo! —grita él.

Suspiro. Estaba jodidamente agotado para ponerme a discutir con él señor Bigotes, como le llamaba Ray, debido a los tres bellos que colgaban solitariamente sobre su labio superior.

—Lo siento —respondo.

—¡Diles eso a tus jodidos fans en la jodida gira! —grita una vez más, aturdiéndome a través de los enormes audífonos— ¿Sabes qué, Trevor? Tómate diez —dice, rendido, y suelta los audífonos para salir por la puerta, furioso.

Lo entendía, era mi representante, su deber era hacer que mi voz y el resto de mi música sonasen bien para mis fans, él se preocupaba, había sido el mejor representante que había podido pedir.

Me retiro los audífonos y salgo del estudio de grabación, agotado y con la camiseta empapada de sudor. Lo primero que veo al salir es un enorme póster conmigo en el, y en la parte superior se lee "Primer gran concierto de Trevor Anderson".

Debería estar feliz, era mi primer concierto de verdad, lo que siempre quise, que las personas escucharan mi música, pero mi cabeza estaba en otro lado.

—¿Estás bien, tío? —pregunta Ray, mientras me estira una toalla para secarme y pone su mano en mi hombro, yo lo miro. Al menos aún tenía a mi mejor amigo, me había acompañado en toda esta travesía.

Dos locos en carreteraWhere stories live. Discover now