La estrella que dio paso a su constelación

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Debo advertirles de que a continuación encontrarán contenido sensible, no solo en el ámbito sexual que está bastante presente en las historias de las Vendidas, sino por la cruel realidad que viven y podría ser demasiado para lectores sensibles. Por favor, leer con discreción, y no se vaya sin dejarme un comentario ♡

Vega significa «caer» o «descender»; Vega, definitivamente, cayó.

Nacida en Cetus, fue arrancada de los brazos de su madre al nacer por la suma de ciento cincuenta Coronas que servirían a la familia para dos meses de alimentación. Eso valió su vida, y su destino, y ahora Lady Bird sería su hogar.

Vivió junto a sus hermanas adoptivas, jovencitas de edades varias recogidas al nacer de distintos rincones del pueblo, algunas de partes más lejanas de Aragog.

Creció viendo cómo una a una eran compradas por hombres con rostros apenas sencillos, o grotescos; algunos gordos, otros raquíticos; desaliñados y sucios, o simpáticos pero de bajos recursos. Los de mejor posición social tenían un rostro apenas tolerable, y ni hablar de sus personalidades deplorable.

Le habían enseñado que ser comprada era sinónimo de ser exitosa, nació con ese único propósito en la vida. Pero ella sentía que le faltaba algo, que el éxito y la felicidad no podían tener un sabor tan amargo y un rostro tan poco agraciado. Y como no conocía nada más, decidió que lo que le faltaba era un buen comprador. Decidió que el éxito no era ser comprada, sino ser comprada por alguien en una buena posición social, de físico agradable, educado y con mucho, muchísimo, dinero.

Todas las noches, se acostaba rezándole a su constelación que le proveyera un buen comprador. Mientras otras soñaban con no quedarse en Lady Bird para siempre y acabar como una amargada Preparadora, Vega se convenció que ningún destino podía ser peor que el fracaso, y fracasar equivalía a no ser lo suficientemente provocativa como para cazar al comprador de sus sueños.

Cumplió la mayoría de edad junto a sus dos hermanas más cercanas. Ambas consiguieron un trato apenas pisaron el Mercado por primera vez, una por su llamativo color de piel brillante con la tonalidad del chocolate, y la otra por sus rizos voluminosos que le daban personalidad a su monótono color de cabello.

Vega cumplió veintiún años sin que nadie ofertara por ella ni una sola vez. Su belleza era demasiado simple. Con un aburrido tono de castaño en el cabello y los mismos ojos oscuros que los hombres de Cetus ya estaban cansados de ver. Hasta su cumpleaños número veintidós, cuando sus senos adquirieron un volumen imposible de ignorar. Ella sacó provecho de esa nueva herramienta en sus manos, pero solo cuando supo que sería necesaria.

Se conformó con llevar todos los días al Mercado los mismos vestidos de huérfanas cubiertos hasta el cuello y las mismas dos trenzas en el cabello de niña buena que siempre le hacían las Preparadoras; hasta que escuchó rumores de que un carruaje del castillo había hecho parada en Cetus para comprar algunas Vendidas de paso. No podía creerlo, se preguntaba qué hacía un carruaje del palacio en los terrenos más decadentes de Aragog. Imaginó que sería algún destacado Lord con gustos peculiares y una fortuna por gastar, aburrido de los mismos rostros entre sus propiedades, viajando a lugares inhóspitos, buscando bellezas exóticas.

Era su momento.

Robó un cuchillo de la cocina y rasgó la parte superior de su vestido dejando al descubierto la voluminosa piel de su pecho, dos piezas de sí misma apenas sostenida por los trapos que les daban en Lady Bird como brasier, un área que no podían ignorar ni sus propios ojos en el espejo.

Madame [Sinergia 0.5]Where stories live. Discover now