Colocando la laptop y mi móvil sobre la mesa.

— ¿De verdad me los entregas? — emocionada— ¿Puedo subir fotografías del lago y el bosque? Sin agregar la ubicación por supuesto, se supone que estoy de vacaciones, debería subir una foto al menos.

— Puedes — intentando no sonreír— Y para que sepas, aún estoy furioso contigo, tu castigo será terminar el regalo que me estás haciendo, hoy.

— ¡¿Hoy?! P-pero...

— Sin peros.

— Tendría que comenzar ahora mismo, tendría que...

— ¿Pues qué estás esperando?

— Que termines tu desayuno. Es de mala educación levantarse cuando aún hay gente comiendo.

Me observó como si fuera el objeto más complicado del mundo.

— Ahora te preocupa la educación... eres todo un caso.

— No volveré a desnudarme frente a los demás ¿Estás bien con eso?

— ¿Estás? ¿Me estás tuteando?

— No señor — me apresuré a decir— Yo... seré más respetuosa.

— Si sigues así, jamás vas a casarte, las mujeres deben ser más reservadas y no mostrar su cuerpo así, eres una mujer muy vulgar.

— ¿Y cual es el problema si soy vulgar? Es mi forma de ser, si usted quiere mujeres reservadas, calladas, que se mantengan en su sombra, bien por usted, pero yo soy solo una invitada aquí y a mi me cagan los machismos.

Bebió de su café, sonriendo como si esto fuera lo más gracioso que le han dicho en la vida.

— Eres una yegua sin domar, alguien debería poner mano dura sobre ti.

— ¿Ah sí? ¿Quién debería ser?

— Tu dueño por supuesto ¿O crees que no le debes obediencia a nadie?

Acercándose a mí enredando sus dedos en mi cabello, sobre la nuca.

— ¿Sigues enojado conmigo?

— Te veo y no puedo evitar pensar en todos los problemas que me diste anoche, eres una problemática.

Aplicando un poco más de fuerza.

Él no lo sabía, pero generalmente me excita que me traten con rudeza cuando estamos en el juego previo, y claramente aquí no habría sexo, pero sus manos... siempre me han excitado sus grandes y sensuales manos grandes.

— Soy muy problemática, no puedo negarlo — Sonriendo— ¿Quieres saber cuántos problemas puedo darte?

Sigues ebria Arizona, no hagas ninguna estupidez.

— No juegues con fuego.

Tirando de su pantalón.

— ¿Te estoy dando problemas Alexei? ¿No quieres ver lo que tengo puesto debajo? —Levantando un poco la camiseta para que viera su ropa interior— me dejaste en tu cuarto sin bragas, no podía bajar así nada más.

Exhaló con fuerza, lamiendo sus labios.

— ¿Sabes qué? Estoy comenzando a pensar en otro tipo de castigo.

— Algo me dice que será un castigo que terminaré disfrutando...

Lamiendo mis labios, tragando grueso.

— Creo que necesitas que alguien te explique quien manda en este lugar — cargándome sobre su hombro— eres una insolente.

Algo me dice que terminaré arrepintiéndome de esto.

Despiadado.Where stories live. Discover now