La Cárcel De Kaeya (Kaeluc🔞)

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Antes de esta habitación, no sabía que su estómago podía hacer tantos sonidos.  Cuando era un niño viajando por tierras devastadas, había estado en movimiento con demasiada frecuencia para apreciar realmente cómo sonaba el hambre, o el dolor que la acompañaba, para el caso.  Tales cosas habían sido nimiedades mientras huían de las amenazas mortales.

Descubrió que levantar las rodillas hizo que la incomodidad en su estómago disminuyese un poco, pero no había nada que hacer para aliviar su creciente sed.  Su garganta estaba seca y dolorida de nuevo, y su lengua se había vuelto espesa y pesada en su boca, aferrándose a la parte inferior cuando tragó.  Probablemente habían pasado días desde la última vez que había bebido agua, pero parecían semanas.  Tenía tanta sed que prácticamente podía oler el agua más allá de su jaula.  Sabía que el agua estaba involucrada en la elaboración del vino, por lo que probablemente había barriles completos llenos fuera de su alcance.  Y vino también, por supuesto.

Si Diluc lo estaba dejando por tanto tiempo, debe haber estado realmente enojado.  Por supuesto, Kaeya había apuñalado al hombre, por lo que no era de extrañar que no se apresurara a regresar con Kaeya.  Probablemente esperaba que la privación matara cualquier resistencia que quedara en él, y francamente ... estaba funcionando, porque Kaeya habría hecho casi cualquier cosa que Diluc pidiera por algo de comida y agua.  No quería, pero su pequeño y molesto rombencéfalo estaba tomando rápidamente las riendas.

Mientras yacía sofocado en su propia miseria, se preguntó si alguien en Favonius lo echaría de menos.  Nunca había desarrollado una relación cercana con nadie excepto con Diluc, alejado de la gente por el peso de sus mentiras, pero había habido cierto grado de camaradería con aquellos con los que viajaba regularmente.  Jean parecía razonablemente quererle.  Algunos de la infantería básica también, y especialmente cuando todos habían ido a beber juntos a Angel's Share.  Por lo menos, tal vez estaba ocupando los pensamientos de algunas personas, y estaría feliz por eso incluso si los pensamientos en cuestión fueran negativos, lo que probablemente sucedió después del anuncio de Diluc.

No debería haber pasado todo su tiempo con Diluc.  Si se hubiera hecho amigo de los caballeros, si la lejana súplica de su padre no hubiera dictado su vida social, tal vez uno de ellos se habría dado cuenta de que algo andaba mal y habría ido a buscarlo.  Los Caballeros se definieron por su insaciable impulso por cumplir con su deber;  era posible que hubieran buscado lo suficiente para encontrarlo, rescatarlo o llevarlo a juicio, pero incluso eso era preferible a estar encerrado en esta habitación de piedra sin nada que lo sostuviera.  Los prisioneros de Mondstadt al menos recibieron las necesidades básicas.

Bueno, ya era demasiado tarde para cambiar las cosas.  Foresight tenía veinte veinte, como decían.

Aunque el cansancio se apoderó de la poca fuerza que le quedaba, Kaeya aún se levantó para caminar de un extremo a otro de la habitación.  Contar sus pasos lo distrajo de la amalgama de hambre, sed y aburrimiento y lo liberó de sus pensamientos torrenciales.  Sus pasos pronto desarrollaron una cualidad de arrastre, pero estaba tan agotado que apenas se dio cuenta.

Sus pasos alcanzaron los últimos cientos antes de que la puerta finalmente se abriera.  A mitad de camino, Kaeya casi se cae en su prisa por volverse hacia Diluc, mirando ansiosamente el odre que sostenía en una mano y la fuente de comida balanceada en la otra.  Le faltaron fuerzas para no parecer tan necesitado como estaba, temblando cuando Diluc puso el sustento a su alcance.

—Abajo —dijo Diluc, inclinando la cabeza hacia el suelo.  “Pareces estar listo para caer.  De rodillas."

Kaeya quería protestar;  quería estar indignado, pero no podía dejar de ser alimentado e hidratado el tiempo suficiente para demostrar su disgusto.  Cayó de rodillas ante Diluc, ignorando la punzada de dolor en sus piernas.  Diluc hizo lo mismo, dejando la comida a un lado mientras abría el odre.