4. Determinación.

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Steve abrió los ojos cuando su boca fue liberada, solo para cerciorarse de que no era una creación de su mente, ahogando un jadeo cuando se encontró con las pupilas dilatadas del hechicero. 

—Te aseguro que, si alguna vez he de mentir, no será para proteger la susceptibilidad de nadie. No es mi estilo. —aseguró, con un atisbo de sonrisa en los labios. 

Steve no se había movido hasta ese momento, pero en cuanto el embriagador aroma a madera y licor inundó sus sentidos, cualquier rastro de pudor desapareció de su ser, siendo dominado por el deseo incontrolable de ser reclamado por el Alfa que se encontraba sobre él. Enrosco los brazos en el cuello ajeno y lo atrajo hacia sí, reclamando sus labios en un beso demandante y lleno de lujuria desatada. 

Stephen no pudo poner resistencia, su propia sangre parecía hervir en sus venas a causa de lo caliente que se sentía, sus ropas comenzaban a ser una enorme molestia, y sin pensarlo mucho, con un suave movimiento de sus dedos, hizo que las prendas interpuestas entre sus cuerpos desaparecieran. El rubio jadeo por el repentino frío rozando su piel, pero aquella sensación fría no duró demasiado, ya que las manos del hechicero habían comenzado su labor repartiendo caricias descuidadas que iban desde su pecho hasta sus muslos internos, su lengua abandonó su boca para atender su delicado y expuesto cuello, lamiendo y chupando su carne, logrando que el pequeño cuerpo bajo él se deshaga en suspiros y jadeos de placer. Sus labios descendieron hasta su pecho, donde sus rozados pezones se encontraban duros y listos para ser atendidos, Stephen no lo pensó demasiado cuando su lengua empezó a delinear la circunferencia de aquellos, para luego succionarlos por completo, mordisqueando y pasando su lengua sobre la piel caliente y crispada del Omega, jadeando de gusto al sentir como Steve se arqueaba y gemía sin ningún recato.

—Por favor... Necesito más... —Las manos de Steve volaron hasta la cabeza del Alfa, tirando de sus cabellos y obligándolo a volver la atención hacia su boca, demanda que el hechicero cumplió gustoso, pero, sintiendo la dureza del miembro de Steve rozándose contra el propio, no pudo contenerse más, y sus manos bajaron hasta el bulto atrapado entre sus pantalones. Stephen había querido hacerlo con calma, no quería que pareciese que él solo se estaba aprovechando de la situación, y su pensamiento inicial fue solo brindarle algo de alivio sin necesidad de propasarse demasiado con él, anteponiendo sobre cualquier necesidad suya el placer y comodidad de Steve. Pero el Omega no le estaba ayudando, no cuando abrió las piernas y dejó que el hechicero se acomodara entre ellas, no cuando comenzó a mover las caderas y frotarse contra su falo duro y adolorido.
El Alfa cerró los ojos con fuerza, tratando de mantenerse firme, encerrando las ganas que tenía de arrancarle los boxers y sumergirse dentro de su palpitante y húmeda entrada. Pero en cambio, solo se atrevió a explorar ese terreno con sus manos, primero acariciando el borde de su agujero y empapando sus dedos con la lubricación del Omega, se aseguró de que estuviese lo suficientemente dilatado, y solo así, introdujo, con lentitud, el primer dedo por el mojado y abierto agujero, un gemido de gusto inundó la habitación cuando el segundo y tercer dedo se abrieron paso, entrando y saliendo con delicadeza, con movimientos suaves que hacían que Steve se retorciera sobre las sábanas, rogando por más.

"Más rápido, más fuerte, más, más..."

El hechicero se mordió la lengua conteniendo el impulso de liberar su propio miembro endurecido y encajarlo en la deliciosa cavidad húmeda del Omega, pero en vez de eso solo atinó a enterrar su nariz en el cuello ajeno y olfatear con desesperación ese aroma que nublaba su juicio.

Mala idea.

Su Alfa lo dominó por completo, los movimientos de sus dedos se volvieron más rápidos y toscos, mientras que el cuerpo de Steve se curvaba con espasmos a causa de las olas de placer que le atravesaban, levantó las caderas, frotándose con más fuerza contra el sexo de Stephen, quien gruñó gustoso por la repentina fricción, ambos inmersos en las sensaciones tan placenteras que estaban experimentando.

"Deseo" | MagicShieldWhere stories live. Discover now