Capítulo Uno

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Capítulo Uno:"La coronación: el inicio del comienzo"

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La mujer lo miró con un asco indescriptible. Era despreciable.

Y, con la misma repulsión de su mirada, dijo: -Tú no eres mi hijo, yo no tengo un hijo, tú eres un ser repugnante; no tienes ningún derecho de venir a exigir nada, no eres más que una basura, una que tarde o temprano terminará por degradarse.

El chico tan sólo sonrió en grande mostrando sus amarillentos dientes: -También te extrañé, madre.

[Hace veinte minutos]

Todos los habitantes del pequeño reino estaban presentes, siendo testigos del gran día en el que la hija del rey pasaba de ser la pequeña princesa a ser la gran reina.

Ya estaban a más de la mitad de la ceremonia, todo iba tan perfecto, hasta que...

-Si alguien se opone a esta boda, que hable ahora o calle para siempre- habló el sacerdote del reino, y sin esperar más de dos segundos siguió hablando -Bien, ahora los declaro...

-¡Detengan esta boda!- gritó una voz entre la multitud, sorprendiendo a todos los presentes, si bien, a muchos habitantes les hubiera gustado estar con la princesa o con el príncipe del reino vecino, ninguno se atrevería a interrumpir nada.

El rey se levantó de su trono, buscando al responsable de aquel grito.

-¡Por aquí, imbécil!- gritó nuevamente, causando más molestia que sorpresa por tener las agallas de insultarlo.

Un chico de cabellos celestes, casi albino, y ojos rojizos de piel pálida salió de entre la multitud, acercándose cada vez más al gran escenario en el que se estaba llevando a cabo la coronación/boda.

Los habitantes comenzaron a murmurar, era de esperarse, nadie le hablaría así al rey a menos de ser un enemigo o algo por el estilo.

La -aún- princesa veía atentamente al muchacho con notable enfado y desconfianza, él no era un habitante de Ho Fame, ella los conocía a todos y él no era parte de ellos, por lo que supuso que sus intenciones no eran buenas.

-¡¿Quién eres y con qué intenciones interrumpes la boda de mi hija?!- exclamó el rey, completamente enojado, dispuesto a degollar al culpable.

El desconocido llegó hasta las escaleras subiendo sin importarle las palabras del rey, ignorando por completo todos los murmullos de la gente a su alrededor.

-Buenas tardes, mi querido rey, no vengo con malas intenciones, sólo necesito decir unas palabras- trató de sonreír dulcemente, aunque era consciente de que jamás supo hacerlo, además de que su cabello cubría la mayor parte de su cara.

-¡Wooo! ¡Eso, Tomu-chan! ¡Wooo, te amamos!- gritaba una pequeña rubia en medio de la multitud, aunque la gente se fue alejando dejándola a la vista junto con otras personas, también desconocidas- ¡Ahhh, no puede ser! ¡Te amo, Tomura-kun! ¡WOOOOOOOOO!

-¡Ya cállate, maldita sea!- gritó el peliceleste como respuesta, aclaró su garganta, recuperando su postura -He venido aquí por una razón...

-Será mejor que te vayas, estamos en medio de una coronación- intervino la reina levantándose también de su trono.

-Lo lamento, su majestad, pero esta coronación no puede continuar- habló con una sonrisa repleta de burla.

The Stupid And Wretched King Of Dry Lips (DabiShiga) Where stories live. Discover now