Día 01. Compartir cosas favoritas

3.6K 457 83
                                    

Lo que había empezado como un simple experimento se había tornado en una guerra abierta dentro de la clínica del Dr. Mori con el escritorio como trinchera y la silla como escudo improvisado. ¿Y eso por qué? Todo fue a causa de uno de los geniales comentarios del doctor…

—Pues yo creo que luchar con una espada es más fácil que con unos bisturíes.

Fukuzawa, quien estaba limpiando la katana en ese momento, levantó la vista y miró a su compañero extrañado.

—¿Disculpe?

—Una espada es mucho más resistente que un bisturí y más letal. Sin embargo, con los bisturíes debes tener muy buena puntería y saber dónde cortar.

—¿Está quitando méritos a mi trabajo como guardaespaldas, Mori-sensei?

—Solo digo que arrear a alguien con una espada no es nada del otro mundo.

Vale que se metiera con su forma de vestir, con su edad, con su bufanda de anciana… ¡Pero meterse ya con su forma de pelear y con su fiel compañera era otra cosa!

—Supongo que es el típico comentario de alguien que no ha empuñado en su vida una espada.

Al oír eso, Mori levantó la vista de sus documentos y lo miró algo molesto.

—¿Para qué necesito yo una espada? ¿Para operar?

—Solo le insinúo que, si jamás ha combatido con una espada, no hable de ella como si lo supiera de primera mano.

—¿Y qué? Es lo que pienso. Me gustaría verle a usted pelear con uno de mis bisturíes.

—Sus bisturíes no son más que palillos para sacarse la comida de entre los dientes.

Elise miraba a ambos adultos como si fuera un partido de tenis. La tensión se palpaba en el ambiente.

—Muy bien, hagamos algo —dijo Mori mientras se levantaba de su asiento.

—¿Hacer qué?

—Nosotros solo podemos solucionar nuestros problemas peleando, así que vamos.

—No creo que eso entre dentro de mi trabajo como guardaespaldas.

—¡Ah, pero no será una pelea normal! 

A Fukuzawa no le gustaba por dónde iban los tiros cuando vio la sonrisa del doctor.

—Cada uno usará de arma las armas del otro.

—Me niego a prestarle mi espada.

—A mí tampoco me hace gracia dejar a alguien con manos de gorila mis bisturíes, pero todo sea por la ciencia. ¿O tiene miedo de no saber usar estos insignificantes palillos? —y balanceó sus bisturíes entre los dedos.

Esta era la gota que colmó el vaso. Ambos aceptaron el desafío al final y lo único que se escuchó en la sala durante dos horas fueron maldiciones, golpes y la risa de Elise. Entre que Fukuzawa se cortaba a sí mismo y Mori no sabía cómo empuñar aquella espada para que cortase, ambos adultos solo consiguieron lastimarse a ellos mismos.

—¡Creo que es suficiente para la ciencia! —gritó Mori desde detrás del escritorio.

Cuando sacó la cabeza, un bisturí rebotó en ella.

—¡Ay! ¡No sabe ni lanzar un bisturí!

—¡Habló el que no puede con la espada más ligera del mercado! —gritó el albino tras la silla mientras vaciaba todo el estuche de bisturíes lanzándoselos a Mori.

Fue la única tarde que Fukuzawa no vio a Elise pintando, sino riéndose ante el circo que acababan de montar. Natsume les dirá algunas palabras el próximo día y esperaba que Mori no comentara nada.

FukuMori Week 2Where stories live. Discover now