—Está bien, ya vete y déjame terminar.

—¿De darte dedos pervertida? Mejor cómprate un maldito vibrador.

—Mal no está la idea—estrello la puerta en su cara, un vibrador, Pitt, mi madre, todos me vuelven loca.

Pensar en todo el trabajo que me espera me cansa, desconocía que una sola persona pudiese llegar a tener tanto estrés, todo ha cambiado de repente, Bean y Diana se han integrado a la empresa y no dejan de estar en el piso que se supone solo debemos estar Pitt y yo, Lisa mandó a crear espacio para ellos en el de abajo pero aun así cada vez que siento que el ascensor abre deseo desaparecer.

Solo trabajo para Pitt y solo debo seguir sus órdenes, a los demás los ayudo como un favor si es que puedo, aunque Diana a veces parece no entenderlo.

Cada quien debería buscarse su propia secretaria y listo.

Termino de ponerme el pantalón fino y salgo por el desayuno, desearía poder quedarme en cama, los ojos me pesan y el cansancio empieza atacarme, tomo asiento al ver el plato de puré de papas sobre la mesa,—Anna lo hace todo fácil—veo las cajas y el desorden en el lugar, tener que despedirme de este pequeño lugar me da un poco de nostalgia pero simplemente es señal de avance, también debo volver a la universidad para el próximo semestre, no sé cómo le haré con el trabajo y los estudios pero alguna forma debe de haber.

Nunca imaginé que luego de dejar a mi casa materna en tan poco tiempo lograría haberme mudado dos veces, me hace feliz pensar en ello al comparar mi antigua posición con esta.

—Buenos días—un señor moreno me da la bienvenida en la puerta.

—Buenos días—le brindo una sonrisa mientras veo su carnet—¿seguridad?

El moreno asiente—hace días inicié como el nuevo portero.

—¿Pedro está bien?

Él niega con la cabeza—según sé quién estuvo antes de mi fue despedido hace tiempo.

Me sorprende lo que dice y continuo con mi camino, Pedro a penas le dirigía la palabra a los empleados, no entiendo qué pudo haber echo para ser despedido, a no ser el simple hecho de tener un jefe estúpido.

—¿Lo despediste?—inquiero al entrar a la oficina viéndolo estar tecleando en el computador.

—¿A quién?—pregunta con desdén sin verme.

—A Pedro, lo despediste, ¿no es así?

—No sé de quien hablas.

—Deja de hacerte el desentendido, sabes muy bien a lo que me refiero Pitt.

—¿Y qué si es así? Acaso te duele tener uno menos en tu listica —cierra el computador dándome una mirada.

—¿De verdad lo hiciste solo por eso?

Guarda silencio tensando su mandíbula.

—Necesito que te vayas a tu escritorio y termines todo el trabajo que llevas atrasado.

—Te hice una pregunta.

—Y ya te di tu respuesta.

—¿Si quiera hizo algo que te disgustara? ¿o de verdad solo lo has hecho por eso?

—¿Tanto te preocupa? Si es así deberías de ir y consolarlo—deja caer sobre el espaldar de la silla.

—Eres el peor jefe del mundo.

—Y a la vez el mejor amante del planeta, además la culpa recae sobre ti por intentar provocarme con esa supuesta listica tuya.

<<La lista, la lista, la lista>>

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Where stories live. Discover now