Y cuando solo estaba por dar unos pasos, Nobara soltó un quejido, extendió su mano y sujetó la muñeca de la castaña con fuerza. Su cuerpo temblaba y su mirada estaba baja, se sentía estúpida de no poder alzar la barbilla y mirarla a los ojos, pero realmente era una presencia indescriptible que no se podía ignorar así como así.
Megumi, por su parte, miró con sorpresa en su lugar, estático, incapaz de hacer algo ante la situación. Su mirada se fijó en la muchacha de ropa cotidiana, pero no podía ver su expresión, le daba la espalda y su postura recta y firme era temeraria.

— Chica —espetó ella, causando escalofríos en ambos—. No te voy a mentir, pero las ganas que te tengo sobrepasan tus expectativas —espetó, nuevamente ese tono alargado y seductor que aplicaba en sus palabras—. Así que ¿Podrías soltarme antes de que haga algo de lo cual probablemente me arrepentiré?

Y aun así, Nobara se mantuvo en silencio con su respiración algo agitada, manteniendo la presión de su mano en la muñeca de ella. Yashiro mantuvo la calma por otro par de segundos, y luego, ya algo irritada de tenerlos allí, llevó su mano derecha a su muñeca y quitó sin demasiado esfuerzo el agarre de la castaña, observándola hacia abajo con algo más de seriedad y molestia en su semblante.

— Dije que... —se volvió a colocarse de cuclillas para estar a la altura de ambos, dejando que Nobara volviera a su lugar junto a Megumi—, no haré nada si ustedes no hacen nada ¿Tan difícil es de comprender?

El silencio invadió mientras eran intimidados por la mira de la castaña que, a pesar de ser de un verde cristalino, parecía ser tan oscura como un abismo.

— ¿Fuiste tú quien se encargó de la maldición de primer grado en el instituto al que asistes? —preguntó Megumi, logrando notar que la expresión de la muchacha no cambiaba demasiado. A decir verdad, era como si nada le importara.

— ¿Y qué si así fue? —devolvió enarcando una ceja y ladeando levemente su cabeza—. Ustedes tardaron demasiado en llegar, si dejaba a esa cucaracha rondando por allí, más de mis compañeros acabarían destrozados... —habló, soltando nuevamente un suspiro, mientras los ojos de los estudiantes denotaban sorpresa al escuchar sus palabras—. Además, no soporto que cosas como esas se vayan metiendo en mi territorio.

Esta vez, su mirada los estremeció de pies a cabeza, les heló la sangre, los huesos. Los dejó totalmente congelados observando esa tenacidad, esa frialdad, ese temor que expresaban, esa molestia que se asomaba en su ceño levemente fruncido. Y por un minuto, creyeron que no lograrían salir vivos de aquella situación, por una mísera mirada.

— ¿Yashiro? —fue la voz que interrumpió la escena, y como si nada hubiera ocurrido, la actitud de la nombrada cambió drásticamente, colocándose de pie de golpe—. ¿Qué haces tras un arbusto? —preguntó el azabache desde el otro lado del arbusto, su distancia y ángulo de campo visual no le permitía ver a los dos estudiantes escondidos bajo la castaña.

— ¿Ah? Me estaba atando los cordones —contestó, alzando uno de sus pies para que el muchacho pudiera ver sus botas—. ¿Ya tienes la comida? —y dejándolos allí, como si no fueran más que un insecto en el camino, cruzó el arbusto levantando una pierna hacia el otro lado y luego levantando la otra.

— Si, pero... ¿Deberíamos ir a otro lugar a comer? Las mesas están todas ocupadas.

— Entonces solo vamos a un parque, o lo que sea —la conversación se volvía cada vez más lejana, dejando en claro que la persona a la que debían investigar nuevamente se estaba alejando.

Pero cuando finalmente lograron levantarse, la pareja trivial de compañeros de clase ya no se encontraba en el campo visual de Nobara y Megumi.

The  firstborn | Jujutsu Kaisen. (Pausada)Where stories live. Discover now