carta del desahucio

1.8K 217 58
                                    

Yibo sintió que se le paraba el corazón cuando leyó la carta que habia recibido del banco. Un mes, solo tenia un mes para recoger las pertenencias que le quedaban y abandonar la casa en la que habia vivido toda su vida. Y pensar que habías sido uno de los hombres mas acaudalados del país. Pero entre noches de fiesta, lujo desmedido y otras excentricidades habia dilapidado toda su herencia. Y ahora estaba totalmente solo, sin apenas dinero y a un paso de acabar en la calle.

Se enjugo las lágrimas y se sentó en el sofá, sujetando aun, con mano temblorosa la notificación del banco. Sólo tenia una opción, dejar de lado su orgullo y suplicar por primera vez en su vida. Suplicar al hombre que habia firmado la carta y su destino. ¿pero qué otra cosa podía hacer?

Busco dentro de su armario un traje elegante, se puso unos zarcillos de oro y comprobó su aspecto en el espejo. Lucia la imagen sobria que quería aparentar, pero también un toque de atrevimiento, vestía una camisa abierta en sus primeros botones, dejando a la vista sus clavículas y era tan fina que sus pezones resaltaban sobre la tela, ademas de llevar unos jeans negros ajustados, marcando sus bien formadas piernas y su trasero. Si yibo era un hombre hermoso y sabia sacar partido de ello.

Cuando llego a credibank sintió  que su estómago se  le contraia en un puño, pero tomo un una buena bocada de aire, alzó la barbilla y sé dirigió con pasos firmes hasta una de las empleadas.

- buenos días. ¿ esta el señor... - echo un vistazo al nombre con el que venia firmada la carta y volvió a mirar a la chica - el señor Xiao?

- ¿el director del banco? Si, joven, pero sin cita previa no creo que lo pueda atender hoy.

- no importa esperare lo que haga falta. Sólo dígame donde se encuentra su despacho.

- en la segunda planta, tercer pasillo a la...

Antes de que pudiera terminar la frase, yibo ya se habia dado la vuelta y se dirigía con pasos firmes hacia allí.

La secretaria del señor Xiao fruncio el seño en cuanto lo vio salir del ascensor. ¿ que hacia alli de los amantes de su jefe? Por que sin duda ese hombre tenia que ser uno de ellos pero, no habia que fijarse en su cuerpo de maniquí francés para saber que era el tipo de hombre con los que solía salir el señor Xiao. Hombres de piernas kilométricas, cinturas de avispas, traseros respingones y caras de rasgos angelicales. Hombres sencillamente prefectos.

Y sin dudas sus sospechas se confirmaron cundo el bello joven se encaminaba decidio a su mesa y clavo sus ojos en ella. Parecía enfadado. Seguramente habia descubierto que no era el unico en la vida de su jefe, que todas las promesas que le habia echo, eran palabras vacías con el unico y perverso fin de llevarlo a la cama. El señor xiao eta un honbre galante y muy apuesto, pero tremendamente cabron con sus supuestas parejas. Lo habia visto en su papel de don Juan y sabia que era como un niño pequeño cuando se encaprichaba con un juguete. Al fin y al cabo, no era la primera vez que le hacia encargar todas las rosas de una floristería, montañas de cajas de bombones, e incluso joyas valiosísimas.

- esta el señor xiao en su despacho - le pregunto el joven - se que no es correcto presentarse sin una cita previa, pero he recibido una notificación muy importante y necesito hablar con el - se justificó nervioso.

- asi que usted es un cliente - comento sorprendida la secretaria.

- si, ¿quien piensa que era? - se quejo en un tono defensivo.

La secretaria lo observo detenidamente mientras seguía asimilando su terrible error. Lo habia visto tan serio y ese manera de caminar decidido, que le habia tomado por un amante furioso. Pero no, no era enfado lo que reflejaba su hermoso rostro, sino desesperación. Realmente el chico parecia tener un buen problema, aunque no estaba segura que pudiera ayudarlo. Puede que su jefe fuera un play Boy, pero era un hombre muy ocupado y no le gustaba que lo interrumpieran. Y ella tenia ordenes expresas de no dejar pasar a nadie sin cita previa...

- lo siento joven pero me temo que...
- le empezo a excusarse

- ¡por favor! - le suplico - si no hablo con el, perderé mi casa, y es lo único que me queda. ¿comprende eso?

La secretaria contempló ésos ojos cafés nublados por la angustia y no pudo evitar conmoverse.

- esta bien joven...

- Wang Yibo, Wang - le señaló con una sonrisa nerviosa.

- bien joven wang, hablare con el señor xiao y veré que puedo hacer - le prometió.

Mientras esperaba, yibo echo un vistazo a la sala. A la simple vista ofrecia la típica estampa de un lugar clasico; con un mobiliario elegante, cuadros de pintores famosos colgados en las paredes, suelos enmoqueteaos con alfombras tunecidas.

Un carraspeo lo saco de sus pensamientos.

- joven usted tiene suerte, el señor xiao ha hacedido a verlo - le comunico la secretaria con una sonrisa amable.

Yibo se levantó de un salto y aliso  rápidamente las arrugas de la camisa. Por fin habia llegado el momento, era todo o nada.

Intento controlar la bola angustiosa que atenazaba en su garganta y entro en el despacho del hombre que tenia su destino en sus manos. Pero cuando el señor xiao levanto la vista de los documentos que estaba leyendo y sus ojos oscuros se posaron en los suyos, yibo sintió una sacudida de arriba a bajo. Ese hombre tenia que ser de otro mundo por que nunca habia visto uno igual. Era tan perfecto como una escultura griega.  Sus facciones eran duras y masculinas, con las cejas pobladas, la nariz pequeña y nuez semi marcada. Pero tenia unos ojos marrones profundos y muy bonitos. Sus pómulos pronunciados hacia destacar su rostro, sus labios gruesos, su piel tersa y casi pálida. Definitivamente era de otro mundo.

Ademas a yibo no le paso de inadvertido su aspecto elegante. Llevaba su cabellera oscura perfectamente peinada, un traje gris italiano y unos gemelos de diamantes. Era in hombre realmente atractivo y yibo dibujo una sonrisa traviesa. No le seria ningún problema seducirlo. Aunque también avia algo mas en el señor xiao que le resultaba extrañamente familiar.

Familiar e inquietante, para ser exacto, pero no sabia identificar que era.

- señor Wang me halaga que las personas me contemplen con tanta fijaciones, pero tengo otros asuntos que atender y mi secretaria me ha dicho que usted también le apremia el tiempo - lo increpó con voz pausada y firme.

El castaño observó sus labios y pestaño  aturdido. Sentía la curiosidad, mas bien la necesidad imperiosa de deslizar un dedo y probarlos. Y supo que tendría problemas para hablarle sin tartamudear. Esa sensación lo dejo algo descolocado y lo asusto al mismo tiempo. Estaba acostumbrado a que fuesen los demás hombres los que se quedaron pasmados frente a el. Aun asi trato de serenarse y se metió en su papel de chico seductor.

- no sabe cuanto agradezco que me allá recibido, señor xiao - le hablo con una sonrisa, mientras se toqueaba sus rizos castaños de manera sensual y luego le extendió la carta de desahucio - pero me temo que me encuentro en un grave problema y solo usted me puede ayudar.

Hola, aquí les traje el primer capitulo, de esta adaptación.

Gracias por sus vistas y comentarios.

Un fundashi se despide.

Chau.

𝙻𝚘𝚟𝚎 𝙳𝚎𝚋𝚒𝚝 [𝙰𝚍𝚊𝚙𝚝𝚊𝚌𝚒ó𝚗 𝚉𝚑𝚊𝚗𝚈𝚒]Where stories live. Discover now