Capítulo 4

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—   ¿Entonces que harás con Rich?, ¿Volverás a buscarlo? —me pregunta el rubio


—   No lo sé, no estoy segura de si valdría la pena si quiera intentarlo... —no abro los ojos porque se que el tampoco lo hace


—   ¿Por qué piensas eso?


—   Hace ya algunos días nos encontramos, cuando fui con Armando. Hablamos un poco y dijo que regresaría, pero no volvió... —suspiro frustrada


—   ¿De verdad él hizo eso? —la incredulidad lo abordo


—   Si...


—   Estoy comenzando a creer que Ramsey tiene razón con ese tal Rich. No me da buena leche —abro los ojos y lo veo


—   ¿Tu crees? —elevo la ceja


—   Pues...


El rubio se ve interrumpido cuando la puerta de mi cuarto se abre y por esa misma, aparece la mujer más bella del universo, con aquella sonrisa tan jovial que la caracterizaba, porque mamá era así, alegre y optimista, según papá decía, ella se había vuelto así cuando supo que yo venía dispuesta a darles guerra.


—   Cariño, espero no haberlos interrumpido... —su voz aterciopelada era arte


—   No se preocupe, no hablábamos de nada malo... —Chris le sonríe


—   ¡Ay Chris, discúlpame!, es solo que hay un joven abajo, que está buscando a Venecia —la veo fruncir el entrecejo sin entender.


Mi corazón se detiene una fracción de segundo al pensar que podía ser el hombre de la noche anterior, de solo pensarlo, mi sangre se helo y mis palmas sudaron como si de verdad hiciera cosas de esfuerzo.


—   U-un... ¿Un joven? —trato de no sonar nerviosa pero mi intento falla


—   ¿Está todo bien Vene? —el rubio me mira con atención


—   Si, claro que sí —sonrió para calmarlos a ambos: — ¿Te dijo su nombre, mami?


—   ¡Oh por su puesto!, de hecho es bastante encantador, querida. No sé porque no lo habías traído antes... —me apresuro a interrumpir


—   Mamá, mamá, ¿Te dijo su nombre? —insisto al borde del colapso


—   Cierto, el nombre... —quien quiera que fuera, la había encantado. — Se llama Darío

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