Wei wuxian es conocido como uno de los chicos más deseados de su generación, un chico amable, atento, sin duda envidiable. Pero el destino no quería hacerlo igual a los demás omegas, el tenía un propósito, romper con todos los exteriotipos que lo e...
Sin duda un chico de alto calibre que envidiarían cada secta, el estaba orgulloso del muchacho que consideraba un hijo, uno muy rebelde que nunca aceptaba un no como respuesta o menos se rendía si le decían que era imposible para el, eso era algo que admiraba mas que nada del menor, a quien no podía llamar hijo por su esposa, pero decirle sobrino tampoco estaba mal, amaba la libertad que tenía, era ver el calco de su madre.
—Así es, él es el mismo, famoso e inigualable wei wuxian —Repitió seguro con un pequeño deje de orgullo que intento evitar, pero si lo vieran en este momento viendo al mas joven dirían que estaba demasiado orgulloso del omega, pero mas era su orgullo cuando aquellos alfas confiados subestimaban al chico solo por la rama a la cual pertenecía, incluso verlos pensar que era un simple omega ordinario era gustoso de ver, por el hecho de que ese omega, podía voltearos con solo mover un musculo, no por nada era el primer discípulo.
Ese chico no tenía nada de simple, solo aquella sonrisa que siempre mantenía y su hermosa escandalosa forma de ser, pero el mayor tampoco consideraba simple aquello si no que era un regalo divino, era tan fuerte más que un alfa, tenía sentido de liderazgo y siempre calculaba todo con suma atención, su núcleo dorado estaba muy bien trabajado, tanto que muy pocos podían igualarlo, era tanto que si no fuera por su rama sería el orgullo de las otras sectas, digno de presumir; aunque claramente eso no le impedía nada y lo dejaba claro siempre siendo un omega fuerte.
Nadie podía ir en su contra, ni el mismísimo emperador podía callar al chico escandaloso, este se le había revelado en varias ocaciones jugando con su paciencia.
Pero lo mas curioso, nunca hacía nada en su contra.
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Había pasado tiempo desde la última vez que alguien le rechaza algo por su segundo género, aún no podía ni quería razonar como es que terminó encerrado, sólo entre cuatro paredes, esperando un veredicto que seguramente nunca llegaría por parte de los líderes de Sectas.
Sabía que su Tío Jiang haría lo posible por que aceptarán su participación, pero seguramente no ganaría contra él Emperador Wen, siendo este un Anti-omegas y su peor enemigo. Tenía el conocimiento mismo por sus ojos de mis habilidades, pero seguía viendo a los de mi rama como un juguete de uso personal para alfas, solo tenía 19 años y era más reconocido que el propio Príncipe Heredero, porque diablos no le daban el permiso o un mínimo de participación.
Llevaba dos años viajando por pasión, conociendo por si mismo lo horrible que era aquel mundo en el que vivían, lo cruel y despiadados que podían ser, él siempre se cuidaba y protegía a los demás, nunca cometió un solo error ¿Por qué lo haría ahora? estaba demasiado enojado y su aroma se lo hacía notar a los betas que cuidaban la puerta para que no se fuera.
Es que, él era bueno en batallas, con gran variedad de tácticas y técnicas, control y manejo de espada impecable, era todo lo que describía a un buen alfa, tenía todo, su enojo con cada pensamiento solo hacía más que crecer, por fin llegó a una conclusión, se escaparía. ¿Por qué desde cuando seguía las reglas? y el aroma a lotos picante llego a la nariz de dichos sujetos afuera, de verdad querían irse de ahí.