Se abre la puerta al poner mi huella digital sobre la pantalla.

—Bienvenido señor Lennox, lo están esperando.

—Gracias.

La primera vez que vine a este lugar había recién llegado a la ciudad, uno de los socios comentó acerca de un espacio donde dejarse llevar y liberar la mente, han pasado cuatro años desde ese día, según el código todo lo que suceda aquí queda totalmente entre el visitante y la estrella que te acompañe esa noche.

<<Estrella es el nombre que reciben las chicas que te acompañan hasta que te decidas a cambiarlo si es que esos son tus gustos>>

Al entrar hay una pequeña pantalla que solicita que te identifiques, luego te presenta un sin numero de variedades para elegir. Ya sea el tipo de estrella que buscas o lo que quieras que vista.

No muy pocas veces cambian mis gustos.

Paso a la habitación solitaria, donde solo hay una luz rojo encendida y el mueble dónde tomo asiento, me inclino hacía adelante perdiéndome por un momento hasta que la veo entrar.

Tan sensual como siempre. Una belleza de piel oscura y pelo corto.

Hace rato que no pasaba por aquí, pero todo luce exactamente igual.

—Bienvenido —espeta con esa voz seductora, en ese pequeño conjunto negro que lleva pegado al cuerpo.

—Creí que ya habíamos dejado lo del antifaz atrás.—me burlo indicándole acercarse más.

—¿No te gusta?—se sienta sobre mi pierna metiendo su cabeza por mi cuello.

—Todo de ti me gusta.

—Si es así, ¿por qué llevabas tanto tiempo sin venir?—siento su lengua recorrer mi cuello.

—Asuntos familiares.—mi mano llega a su trasero.

—Siempre es eso.

Me da una mirada.

—Ya me conoces—le sonrío falsamente—ahora mismo solo necesito una cosa.

—¿Y eso qué es?—me da una sonrisa morbosa.

—Tú boca entre mi entre pierna.

La tomo del brazo, haciendo que se arrodille frente a mí.

—En estos días me hicieron algo bastante interesante—digo mientras mete su mano dentro de mi pantalón.

—¿Y eso qué fue?

—La verdad no lo sé, creo haber visto una menta, pero fue diferente, refrescante, se sintió bien.

—¿Debería estar celosa?—Usa sus labios para apretar mi miembro.

Jadeo ante el placer que me causa.

—Claro que no, no te preocupes.—pongo mi mano sobre su cabeza y hago que se atragante.

Me dejo caer sobre el espaldar del sofá abriendo los brazos sobre los bordes, mientras la tengo ahí, chupándomela como si fuera su Dios.

—Sigue así Vanessa—jadeo sin percatarme.

Mientras sus lamidas me emboban, la manera en que juega con el y lo hunde todo en su boca deja claro que es toda una profesional.

Termina de acabarme y se queda sobre el suelo mirándome.

—¿Y quién es Vanessa?—se lame los labios.

—¿Cómo conoces ese nombre?

Me quedo con la cabeza recostada sobre el sofá viéndola de reojo.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Where stories live. Discover now