Limerence | YeonGyu

Step eleven - Plush

Era tan humillante.

—La necesito dentro...

Suspiró. Y la risa rasposa de Choi mayor le erizó toda la piel.

—Ah, bebé. Eres tan bueno para mí, ¿no es así? Incluso si intentas olvidarme teniendo sexo con alguien más, estás tan dispuesto para Junie. ¿Acaso te gustaría chupar una polla y tenerme dentro al mismo tiempo, si te lo pido?

La imagen mental le hizo gemir un poco más alto, removiendo su falo contra el vientre del conejo peludo.

—No... No quiero...

Escuchó el suspiro pesado de Yeonjun, sintiendo como su cuerpo subía de temperatura un grado. Dios, tenía tantas ganas de que estuviese enterrado en él.

—Es una buena respuesta. Porque esa boquita húmeda me pertenece. Anda, cachorro. Monta esa polla y dile lo mucho que te gusta ser jodido por mí.

Beomgyu lo hubiese hecho, por supuesto que ni siquiera hubiera pensando en si era correcto o no. Él se hubiese sentado en cualquier falo. Pero lo único que tenía era a Tobin, y la zanahoria no era lo suficientemente dura para joderse con ella.

Puchereó.

—No puedo...

—¿No puedes?

—Estoy solo en mi habitación.

Beomgyu creyó haber escuchado un jadeo aliviado por parte de su hyung.

—Pequeño travieso. Busca en la mesita de noche. Te dejé un regalo que no pensaba utilizar tan pronto.

Levantó entonces su cabeza, y estiró su mano hasta el primer cajón. De allí extrajo una bolsa café, y de dentro consiguió un aparato fálico con una especie de cable saliendo de él.

¿Qué se supone que era aquello?

—¿Y esto?

—Empújalo en tu entrada con tus dedos. Confía en mí.

Decidió hacer caso, apoyando uno de sus codos en el pecho de Tobin para poder llevar el aparato hasta su entrada.

Jugueteó con su propia cordura, pasando la punta por los pliegues del borde, metiendo un poco y luego sacándolo para aumentar su deseo de ser follado.

Lo acomodó entre las pequeñas patitas del conejo y dejó su tren inferior descender hasta tenerlo completamente dentro.

Gimió quejumbroso. Aquel aparato era de goma, pero aún estaba duro y frío. Sus paredes anales abrazaban muy bien toda la extensión del juguete que se empujaba hacia adentro al estar sentado frotándose contra la zanahoria de peluche.

—...Ya está.

Gyu bajó la mirada con un deje de vergüenza. Era extraño tener un agente externo dentro de su cuerpo.

—Buen chico. Mereces una recompensa.

Gyu alzó una ceja. Le tomó cerca de dos a tres segundos sentir la vibración en su ano y caer en la posición inicial, tendido sobre el cuerpo del conejo.

—¡A-Ah!

Se quejó, su falo saltando suavemente al recuperar toda la excitación que medio bajó mientras intentaba introducir el juguete dentro de su cuerpo.

—¿Te gusta? Puedo controlarlo desde cualquier parte con mi móvil, bebé.

Beomgyu intentó llevar su mano hasta el cable para retirar el fuerte estímulo, pero apenas consiguió llegar a su trasero, la vibración se hizo un poco más intensa.