Limerence | YeonGyu

Step eleven - Plush

Ejercía leves saltitos para apretar sus testículos sobre la felpa, sintiéndose extrañamente vacío cuando descendía.

Su teléfono móvil seguía vibrando, recibiendo los mensajes de un cabreado Yeonjun.

Él no quería prestarle atención a sus palabras, él no estaba interesado en saber si estaba con una chica, una amiga, una amante.

No le interesaba en lo absoluto el chico de cabello rosado.

Y aún así, si cerraba sus ojos, de sus labios salía el nombre de Jun cada vez que su glande rozaba la naricita de Tobin.

Hasta que una llamada entrante captó su atención.

"Yeonjun" salía en la pantalla.

Desbloqueó el teléfono con malicia y contestó en altavoz.

—Gyunie, estaba bromeando. No estoy con ninguna chica.

—Ughm... Oppa... Así...

Su sonrojo era evidente, su cara era un poema. Pero Yeonjun no podía verlo ni sabía en qué lugar estaba.

Escuchó, a duras penas, un rechinar de dientes.

—¿Dónde estás?

Beom no contestó. Se dedicó plenamente a sentir, ahora cerca de su anillo de músculos, la zanahoria de Tobin.

—Ah... Ahí...

Del otro lado de la llamada, pareciera que Jun estaba perdiendo lentamente los estribos.

Se escuchó una puerta cerrarse a través del móvil. Beomgyu prestó atención y escuchó un suspiro pesado.

De alguna u otra forma, la frustración de Yeonjun, más que causarle gracia, le provocaba un pánico placentero.

Él deseaba ser castigado duramente.

—Si sigues gimiendo de esa forma en la cama de otro, oppa estará muy enfadado contigo.

Beomgyu se encogió. Los destellos de sus recuerdos llamando papi a Jun habían regresado a su cabeza.

Qué vergonzoso. Y qué caliente escuchar a Yeonjun estar de acuerdo con ese mote.

—¿Quieres que te guíe, bebé? ¿Quieres correrte en la polla de otro mientras escuchas mi voz y piensas en mí? Tan dulce y patético.

El menor de los Choi gimió. La voz de su hyung, a través del teléfono, sonaba mucho más ronca y distorsionada que de costumbre.

Su prenda inferior comenzaba a mojarse por el presemen expuesto.

—Ughm... Yo... no pienso en ti...

Susurró apretando la cabeza del peluche contra su falo. Detestaba saber la razón por la que no estaba ni cerca del clímax.

—¿Ese chico no te toca tan bien como yo? Quizás necesitas de mi boca en tu culo. Suplicas tan bien cuando estoy comiéndote.

El castaño negó con su cabeza, intentando desviar esa atención que lo guiaba hacia el altavoz. Su cuerpo se movía de arriba hacia abajo por cuenta propia.

—Recuéstate. Quiero que levantes muy bien tu cadera para mí, quiero que te abras como el cachorro que eres y le enseñes a papi dónde quieres su lengua.

Gyu no necesitó más para caer sumiso ante las órdenes de Yeonjun. Él se recostó sobre el cuerpo de Tobin, alzando muy bien su cadera, bajando un poco su bóxer para enseñar a la nada su entrada rojiza.

Sentía mucha vergüenza de ser sometido solo con la voz de su hyung, pero él de pronto se sintió tan caliente al pensar en que realmente Yeonjun había dicho su nombre follándose a una chica.