La veo caminar arrastrando los pies hacia el sofá, parece estar molesta por mis palabras en el auto, lo cierto es que siempre trato de mantenerme alejado de Lisa lo más posible, y siempre he pensado que ella debería ser quien se encuentre en la cabeza de la empresa.

—¿Estás molesta porque te llamé entrometida?

Me da una mirada y me corta los ojos.

—Bueno, es la verdad, ahora que estás más molesta empieza a trabajar y si guardas recelos hacia tu jefe sería mejor que renuncies. —la tiento.

—¿Hasta que hora estaré aquí?—frunce el ceño.

—Hasta que yo quiera, quizás hasta hagas horas extras.—sonrío.

—No me interesan las horas extras—gruñe—me iré en cuanto termine con los más urgente que necesites.

Me pregunto que será eso, mi cabeza y mi cuerpo no parecen estar en sincronía, necesito distraerme.

—Me enteré que el padrastro de Lala estará en prisión por unos años, por si te interesa saber.—me siento extendiendo mis brazos sobre los bordes del sofá justo frente a ella.

—Después de haberme hecho mentir, supongo que era lo mínimo que esperaba—me dice sin levantar la mirada de sus documentos.

La imagen de su cuerpo desnudo regresa una y otra vez a mi cabeza, quiero levantarme y cargarla hasta mi cuarto, apretar sus senos y luego morder con fuerza sus labios. Quiero escucharla gemir mi nombre mientras le estoy dando, quiero escucharla rogarme porque este dentro de ella, deseo llenar su cuerpo de pequeñas marcas mientras aprieto su cuello.

—¿Entonces? ¿Pitt, me estás escuchando?—la escucho repetir mientras me ve.

—¿Qué sucede? Hoy estás muy ruidosa.

Voltea los ojos.

—¿Qué es lo que necesitas que haga? ya me puse al día con todo lo que debía, solo debo enviarle los documentos a Lisa y listo, ¿quieres que busque algún archivo?

—No. Ya eres muy ruidosa, mantente callada si necesito algo te lo diré.

Me levanto y la dejo en la sala.

Debo concentrarme, esa chica solo es mi secretaria, está bien si pasa una vez, pero dos. Sea lo que sea que esté pensando no debo hacerlo.

Cada vez que la veo mi erección se hace más obvia.

Regreso de vuelta a la sala y la veo inclinada hacia la mesa, lo primero que hago es acercarme y tomarla del brazo.

—Ven conmigo.

—¿Ir a donde?—indaga algo nerviosa.

—¿Estás asustada? —volteo a verla mientras camina detrás de mi y la llevo del brazo.

Bufea—Claro que no, solo quiero terminar lo más pronto y irme de aquí, solo vine por trabajo nada más.

Espero esas palabras no sean de lamentación más tarde. Me desespero y la levanto junto a mi—has subido de peso—subo las escaleras con ella en brazos sin intentar forcejear ni nada.—Creí que gritarías si te traía hasta aquí.

—Aún no me has hecho nada por lo que deba de gritar ¿o si?—sus palabras me sorprenden como me encienden, si supiera lo mucho que la deseo, quiero tanto estar en ella que hasta siento que puedo olvidarme de todo al ser brusco y lastimarla.

La acuesto sobre la cama manteniendo sus piernas abiertas, el pulso se me comienza a disparar cuando le arranco el pantalón sin titubear y me lanzo hacia su blusa y puedo ver sus senos, esos senos que me vuelven loco, la levanto un poco hasta lograr soltar el agarre de su brasier y corro a lamer sus pezones.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Where stories live. Discover now