Dos

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Había pasado una semana de su enfrentamiento con esos cuatro tipos, se encontraba ahora en su cuarto, el cual alquilaba de un chico universitario que se la pasaba leyendo libros y mirando su computador o escuchando música rara.

Ahora mismo, viendo a la pared ya que había vendido su televisor hace ya tiempo, estaba con las manos blancas, la mesa estaba blanca y su rostro parecía que estuvo cocinando y se le cayó la bolsa de harina arriba. Obviamente no era el caso, se sentía como la mierda, no era para menos, hace una semana que no había salido de su cuarto más que para comprar ramen.

No había ido a ver a su mánager para entrenar, no había pagado su alquiler hace meses y todo lo que tenía se esfumó hace unas horas con el último tazón de ramen que compró con lo último de dinero que le saco a aquel vendedor de drogas en aquel cayejon.

—Shin —se escucho la seria voz de su compañero de piso —. Shin, abre la puerta, necesitamos hablar.

Tomó un suspiro, miro sus manos y las trato de limpiar en su remera, se restregó las manos en la cara ahora tratando de limpiar esta y se puso de pie, camino hasta la puerta y la abrió encontrándose con ese tipo con una cara seria como si se le hubiera muerto un familiar, tan molesto.

—¿Qué sucede Tae? —dijo sin interes. Esperaba el regaño del menor por no pagar el alquiler.

—Quiero que te vayas de aquí —habló serio.

Por un momento se pensó que sería una broma pero Taehyung tenía escrito en su cara “vete de mi casa maldito imbécil”. Por lo visto se le había acabado sus días de suerte.

—No quiero tener que llamar a la policía Shin, así que por favor, solo vete —aun con su semblante serio e interrumpible, la voz del chico mostro algo de compasión por el mayor.

Pensándolo bien, él podria simplemente torcerle ese lindo cuello allí como si nada... No, Shin Hoseok, esos son los efectos de las drogas, concéntrate.

—Lo entiendo, soy muy molesto, ¿verdad? —dijo en tono melancólico—. Juntare mis cosas y me iré ya mismo.

—Muchas gracias —sus labios se torcieron ligeramente hacia arriba—. Espero pronto estés mejor, hyung.

Dicho eso cerro él mismo la puerta dejando al musculoso hombre solo con sus pensamientos. Y ahora qué mierdas iba a hacer, no tenía a donde ir realmente, tendría que estar unos días en la calle como la primera vez que llegó allí desde Incheon.

Buscó una bolsa, en este caso era en la que había traído el ramen y puso su ropa allí. Es raro, a la bolsa le sobraba espacio para unas prendas, no era demaciado grande solo una bolsa de supermercado, pero aún así con las tristes prendas del chico quedaba llena de espacio.

Por alguna razón una sensación de tristeza lo invadió, tan pobre, tan asqueroso. Se obligó a no prestar atención a esa sensación, cerro la bolsa y dio un último vistazo al cuarto lleno de cajas de cartón y envases de ramen tirados, nada nuevo. Salió y cerro la puerta detrás suyo, pasando por el cuarto de Tae le dejó las llaves del cuarto y se fue de allí.

Sentía lastima y pena por él mismo, se sentía inmundo y asqueroso. Tocaba volver al sucio establo que su mánager tenía y donde lo hacía entrenar siempre, con suerte podría quedarse a dormir allí y seguiría con su triste carrera de boxeador mal pagado.

¿Ya mencione lo triste que es esto?

Todavía seguía pensando como hacer para ganar más dinero cuando sintió como una camioneta negra frenaba ruidosamente detras suyo. No le dio tiempo de mirar atrás, una bolsa negra ahora cubría su cabeza, por inercia soltó lo que llevaba en su mano listo para pelear con quien sea que estuviera detrás de esto.

Sintió como era jalonado dentro de la camioneta haciéndolo tropezar y eso debilitó su resistencia, ya dentro escucho la puerta cerrarse y él aún intentaba soltarse.

—A dormir niño —escucho una voz no muy lejos seguido de una horrible puntada en su cuello.

Termino quedando dormido, su cuerpo se relajo de repente y luego solo fue todo negro.

B&N |HyungWonHo|Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon