Capítulo 9

68 3 0
                                    

El rey no recibió con buena actitud la noticia del incidente de las gallinas, apenas termino la Reina de explicar la situación, su esposo salió casi corriendo del cuarto, su mirada era furiosa, solo esperaba que no acusara a las criadas o las castigara, esas pobres  mujeres no habían hecho nada malo, podía afirmarlo, para empezar, eran ayudantes en la cocina, no estaban capacitadas para matar animales, algunas lavaban la carne ya cortada, las verduras o hacían cosas sencillas, para obtener a los animales, estaban los carniceros, quienes mataban a los animales para la comida de la familia real, el resto eran simples granjeras que alimentaban a los animales y limpiaban los establos, quien había matado a esos animales gustaba de torturarlos, no buscaba matarlos con un corte limpio para que no sufrieran, estaba enfermo...

A partir de ese día, las cosas cambiaron un poco, se reforzó la seguridad en todo el castillo, trajeron más guardias, además de los que ya estaban aquí claro esta, llegaron más jóvenes recién graduados de la academia, el día que llegaron los vi desde una de las ventanas en el segundo piso, me encontraba con la Reina , que arreglaba algunas telas para sus nuevos vestidos con los mercaderes, al ser esta una tarea muy tranquila, su Majestad me había permitido descansar un momento mientras ella observaba las finas telas, fue entonces cuando escuche mucho ruido, algo que difícilmente pasaba en este lugar, aunque esos sonidos activaron recuerdos en mi corazón, me transporte a aquellos años en la academia, pude sentir de nuevo el fresco aire que llenaba mis pulmones, el aroma del pasto, la tierra húmeda, tenía 12 años, estaba con mis amigos, recordé cuando en las tardes tras el entrenamiento vespertino antes de ir a casa, íbamos todos corriendo a jugar al río, recordé como se sentía el pasto bajo mis botas, el corazón acelerado por el correr y la emoción, las risas de mis compañeros, la cálida luz del atardecer que calentaba nuestra piel, el agua fresca del río que nos abrazaba cuando entrabamos a él, regresar a casa con el cabello escurriendo y que mi madre al verme solo sonriera amorosamente, me abrazara y besara mi húmedo cabello aunque mi padre se molestara, ella siempre me defendía -Mi señor, deja que nuestro pequeño Lucas se divierta un poco, es un excelente aprendiz, tiene derecho a divertirse un poco- mi corazón se estrujo al recordar aquellos tiempos, sentí un nudo en la garganta, observe como entraban los jóvenes guardias, venían cantando, riendo, abrazados y jugando, se veían tan felices, lo cual me trajo más recuerdos de mis tiempos en la academia, traían mucha vida a este triste lugar, el ver la vida que desprendían, me sentí viejo, ya tenía 17 años, pronto debería casarme, no faltaba mucho para que cumpliera los 18, un hombre de mi edad ya debería estar casado y esperando a su primer hijo cuando menos, ni siquiera sabía sí todavía tenía una prometida, estaba seguro que antes de la partida de Madeleine, mis padres ya estaban arreglando mi matrimonio con alguna joven doncella de la alta sociedad como nosotros, pero tras el escándalo... Antes estábamos con vida, gire la cabeza hacía donde estaba la Reina, y al verla llegó esta idea a mi mente ¿Quizá su majestad ya tendría arreglado mi matrimonio? creía poder recordar algo sobre que ella se encargaría de mi matrimonio, pero,  ¿Quién casaría a su hija con un traidor a la patria protegido por la Reina? ¿Qué sería de mi? ¿Acaso toda mi vida cuidaría a la Reina? ¿Y cuando ella fuera a la gloria de Dios y su hijo subiera al trono? ¿Qué haría? La Reina era uno de los humanos más fuertes que conocía, pero como todo hombre, era mortal, no viviría por siempre. Sacudí la cabeza para despejar mis ideas, ya me había torturado lo suficiente por hoy, el ver a los nuevos guardias todos los días sería suficiente castigo para mi.

Pasaron los días y el castillo se lleno de vida, me sentía menos solo al ver a tantos guardias por todos lados, pero el verlos cuando practicaban en los jardines todavía estrujaba mi corazón; en una mañana normal que la Reina y yo íbamos a tomar el té como todos los días,  encontramos a un par de jóvenes que jugaban muy cerca de donde estaba nuestra mesa, parecían de 14-15 años aproximadamente, peleaban con las espadas de madera, cuando estuvimos más cerca de ellos y se percataron de la presencia de la Reina, inmediatamente dejaron caer las armas, se arreglaron lo más rápido posible e hincaron la rodilla con la cabeza gacha -Pueden levantarse y seguir con lo suyo, no tienen que irse si no lo desean, solo vengo a tomar el té con mi caballero y a conversar un rato con él-  -¡Como ordene su Majestad!- respondieron al unísono, después se levantaron, caminaron un poco lejos de donde estaba la mesa y continuaron con su juego, la Reina y yo nos sentamos y bebimos el té como siempre, hoy teníamos té jazmín, el favorito de la Reina y de Madeleine, serví el té, solo faltaba que nos trajeran los bocadillos, y estos deberían llegar pronto, en ese momento me di cuenta de que seguramente sería el hazmerreír de todos los guardias nuevos del palacio, el gran Lucas Bellerose, antes hijo de un gran señor, guardia respetado y admirado en la academia, con las misiones más importantes y al mando directo de la familia real, para ahora ser el protegido de la Reina, todo el prestigió que me había ganado con años de entrenamiento estaba en la basura ahora, suspire, debía dar las gracias por al menos estar vivo y más aún por la vida tan cómoda que tenía, no podía acostumbrarme aún y sería más difícil aguantar las burlas de los otros guardias, pero sabía defenderme y no dudaría en hacerlo en caso de que fuera necesario, además, estando bajo la protección de la Reina, difícilmente alguien se atrevería a decirme algo, pero sí era necesario, me ganaría mi lugar y el respeto como cuando era pequeño, empezaría desde abajo otra vez, pero no permitiría que nadie se burle de mi, todavía tengo algo de orgullo y el peso de lo que alguna vez fue un poderoso apellido, me repetía esto constantemente, hasta que la criada que traía los bocadillos el día de hoy me saco de mis pensamientos, era ella, estaba seguro...

El rosal marchitoМесто, где живут истории. Откройте их для себя