Engatozada: Ángela

LES CAFARDS

—Rayos, Inés no te dio nada para cubrir el tuyo...

—No te preocupes, consulté muchas cosas y vengo preparado, tengo Azahar, esta base de polvo según lo que vi en internet... crea un manto protector sellando mi aura, así tu hermano no me encontrará tampoco... espero... —dijo sacando aquella botella y lo espolvoreó en el cuerpo mientras Ángela reía.

—Eres increíblemente inteligente, haz logrado cosas que yo nunca hubiera pensado... ven, tenemos que entrar.

Al cruzar la puerta giratoria ambos recorrieron el corredor de la entrada llegando al mostrador, Ángela se paró justo en frente y apreció un anciano leyendo un periódico pero, sin embargo vestía como lo haría en un hotel cinco estrellas.

— ¡Buenas noches, Billy! — gritó pues, el anciano ya casi no escuchaba, y al levantar la mirada él sonrió quitando su puro.

— ¡Bonjour Ángela! ¿Quieres tu habitación? —preguntó sonriente y ella asintió. —él tomó las llaves de la pared y Biel notó que solamente estaban esas llaves, lo cual le extrañó.

— ¡Gracias Billy!—se despidió con grandes gestos y subieron a la habitación que señalaba la llave, al abrir la puerta de inmediato resaltaron los hermosos colores rosados con holanes, casi la habitación de una princesa.

—wow... ¿Ángela? ¿Por qué Billy te ofreció tu habitación como si pudieras escoger otras, si solo existen esas llaves?—Ángela bajó la mirada y subió los hombros, pues de nuevo quería tener esa intimidad de la que hablaba Dorian.

—Bueno porque, solamente está disponible esta habitación... la primera vez que vine a parís sola quería un hotel que tuviera la vista perfecta a la torre Eiffel, y todos los hoteles estaban llenos de personas presumiendo a sus familias... así que como yo quería privacidad... encontré este edificio el cual tenía justo la vista de mis sueños, así que tuve que comprarlo para mi sola. —Para ella era algo de lo que estaba orgullosa así que miró a Biel y continuó. —Mis hermanos no saben esto, ninguno, solo Kilian ha venido conmigo pero no sabe que es mío... ellos piensan que no tengo dinero pero... sí, si tengo, solo que no me gusta presumirlo... este hotel es lo único que he gastado, mi madre me dejó una herencia muy grande en caso de que Dev quisiera hacer de mi vida toda una ejecutiva. —Biel sonrió a ver como ella fingía asco al hablar de negocios.

—No tiene nada de malo que tus hermanos no sepan algo de ti, a veces cuando compartes algo que te hace feliz... pierde la magia, solo digo que si tú eres feliz haciendo esto... está bien porque no le haces daño a nadie... ahora... debes saber que encontré información sobre el primer espíritu que debes bus...—pero Ángela se había lanzado a sus labios empujándolo en la cama. —pero, pero... ¿Qué haces?

—Ya me cansé de ser la inocente que creen que soy... —dijo segura de ella misma y con un solo movimiento mágico de su mano cerró la puerta y las ventanas sellándolas con magia.

—Ángela... —logró decir observando como ella se ponía encima de él.

— ¿A quién engaño? Desde el momento que cenamos juntos en mi casa quiero hacerlo... te necesito Biel... —Biel sonrió apacible y subió la mano para acariciar la mejilla de Ángela quien lo miraba con deseo, gesto que hizo ronronear a Ángela de inmediato, Biel mordió su labio superior y la mano que mantenía en la mejilla de Ángela fue bajándola por su cuello y siendo un poco rudo la acercó a su boca quien devoraba sus delicados labios.

—Es la primera vez que haré el amor con un ángel... —decía en intervalos mientras interrumpía los besos adictivos de Ángela. — ¿Estás segura de esto?... — le preguntó esta vez alejándose un poco de sus labios y ella sonrió.

—sí... sí... a la mierda todo. —respondió agitada recostando a Biel sobre la cama, pero él la giró rápidamente dejándola abajo... le sonrió mirándola acostada y se puso de pie, sin quitarle la vista de encima comenzó a desabrochar su camisa negra hasta dejar ver su atlético abdomen. — ¿Biel?

—Dime, mi ángel.

—desnúdame.