MAD-CUN.

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Habíamos hecho todas las comprobaciones de seguridad, catering ya nos había embarcado todo lo necesario, y los puntos fuertes, que había uno por cada galley y eran los TCPs encargados de trasmitir la información al sobrecargo y de organizar el trabajo allí, estaban empezando a adelantar todo lo necesario para el primer servicio que lo daríamos nada más despegar.

Amelia ahora no paraba de ir de un lado a otro con papeles. Subía a cabina de mando a hablar con los pilotos, también hablaba con la gente de tierra, y al mismo tiempo, estaba todo el rato pendiente de la organización de los puntos fuertes. A mí me había mandado con L3, que era Patricia, para que me explicara las cosas y luego iba a trabajar con ella también para dar los servicios. Estábamos dentro del galley preparando cafeteras y teteras, los azucarillos, los limones ya que era de las pocas cosas que podíamos ir avanzando, pero el sonido del interfono de L3 nos interrumpió. Cuando sonaba el interfono de una puerta cualquiera podía cogerlo, normalmente era el encargado de esa puerta si estaba, y si no, la persona más cercana, que en este caso era yo. Me acerqué hasta allí y descolgué esa especie de telefonillo diciendo las palabras mágicas.

- Gomesa, L3 — respondí, siempre tenías que decir tu ID y la posición desde la que contestabas. Todos teníamos una especie de nombre identificativo. Si elegías alguno que ya existiera, la gente de recursos humanos te ponía uno automático y eso fue lo que me pasó a mí. Supongo que el mío era una mezcla de mis apellidos, aunque la verdad es que no sonaba mal y me acostumbraría.

- Ledesma, L1. Luisita vente ahora a la puerta que vas a hacer el embarque conmigo — me pidió Amelia.

- Vale, voy para allá — colgué el aparatito y tras comentárselo al resto de compis me fui para la parte de delante en busca de Amelia.

Allí estaba ella hablando con la chica de tierra y firmando algún papel necesario.

- Vamos a empezar el embarque en dos minutos — me avisó — Ya sabes, esto es muy sencillo, sonrisa y saludo. Nos vamos a poner cada una a un lado de la puerta.

- Vale, perfecto — le contesté. Esto no me preocupaba porque realmente no era muy diferente a mis otros trabajos de cara al público.

- No pedimos la tarjeta de embarque para que sea lo más rápido posible. Te aviso de que va a ser cansado porque vamos llenos y embarcar a más de 500 personas nos suele llevar casi una hora.

No sé cuántas veces dije "buenos días" y "bienvenido a bordo", pero efectivamente estuvimos casi una hora hasta que conseguimos que todo el mundo estuviera colocado en sus asientos. Durante el embarque, a veces mi mirada se cruzaba con la de Amelia y ella siempre me sonreía amablemente.

- Es el último, por fin — me dijo Amelia porque le había avisado la chica de tierra — Lo has hecho muy bien, tienes esa cara de niña buena y esa sonrisa natural que estoy segura de que te ha salvado de muchas de cara al público.

- Gracias — le dije yo creo que con mis mejillas un poco sonrojadas. No sabía muy bien cómo tomarme su comentario, pero supongo que era algo bueno.

- Voy a confirmar con el comandante si ya podemos cerrar puertas — me informó y cogió el interfono para llamar a cockpit — Vale, podemos cerrar. Ya solo queda esta puerta abierta y ya sabes que te toca cerrarla a ti.

Yo me puse un poco nerviosa porque me sabía la teoría, pero realmente nunca lo había hecho de verdad. Hice todo el protocolo y cerré la puerta con un poco más de esfuerzo del que me esperaba porque había que hacer bastante fuerza.

- Perfecto, Luisita. Pesaba más de lo que pensabas, ¿eh? — me dijo ella entre risas — pero lo has hecho muy bien.

- Sí, creía que era más ligera — le contesté yo.

Con Altura || LuimeliaWhere stories live. Discover now