Un adolescente con problemas de autoestima, un adulto jóven de temperamento frío, y una chica con mentalidad de infante. Nada malo podría pasar si los dejas solos, en la nada, perdidos, sin comida ni agua, y en un bosque en el que hay caníbales, ca...
—Yyyyyy, ¿por qué me dejaron traer a Paco?, conociéndolos, no me habrían dejado traer ni a un amigo —la mocosa cuestionó mientras acariciaba a su nuevo amigo.
Ambos chicos intercambiaron miradas.
—De algo nos servirá en un futuro —apuntó el más bajo (Spec pues) mientras caminaba resueltamente.
—¿Entonces nos lo comeremos? —preguntó decaída.
—No había pensado en eso, pero gracias por aportar —el niñero se volvió y alzó un pulgar a la idiota.
La niña detuvo su andar y soltó un resoplido lleno de furia.
—¡No se comerán a mi nuevo amigo! —dejó al animal en su hombro y se cruzó de brazos.
—¡APRESURÉNSE, TENEMOS QUE LLEGAR AL REFUGIO ANTES DE QUE ANOCHEZCA! —el azabache gritó llamando la atención de ambos.
—¿Refugio?
—Sí, cuando te desapareciste tu hermano y yo nos pusimos a hacer una caseta para pasar la noche —el chico se encogió de hombros.
—A bueno, gracias.
* * *
—Escuché la palabra refugio y me imaginé algo mejor —la niña se sentó en el suelo y acarició a Paco, que yacía recostado en su regazo.
—Tú ni si quiera ayudaste —sentenció el de pelos albinos (Es Spec we).
—A.
—¿Alguno de los dos tiene algo de comer? —Percia irrumpió en la choza mientras cargaba con un mandil de encaje rosado.
—Pues... —la mirada de Spec se dirigió al reptil que descansaba plácidamente entre los brazos de la niña.
—Ni lo pienses.
—¿Entonces qué comeremos?
—Yo iré a cazar —siseó la niña mientras se levantaba. —Y no le hagan nada a Paco.
* * *
La brisa sacudía sus cortos cabellos, miró la frente con curiosidad, sus ojos lograban divisar un poco más en la oscuridad que los ojos comunes humanos.
—Supongo que habrán conejos por aquí —murmuró.
—¿Pero qué es esto? —una voz detrás suya la tomó por sorpresa—, ¿planeas atrapar a alguien de tu misma especie, eh, conejita?
La chamaca aguantó las ganas de reír.
—Vaya que te luciste —apuntó.
—¿Sabías que era yo? —el chico se cruzó de brazos.
—Era obvio —se encogió de hombros y pateó una piedra que andaba cerca de ahí.
—Vale, ¿qué haces tan sola aquí afuera? —preguntó mientras se acercaba a ella y la abrazaba.
—Escapé de Spec.
—¿Cómo?
—Pues...dije que saldría a buscar comida y me dijo que no podría, una cosa llegó a la otra y terminamos corriendo en el bosque, él persiguiéndome y yo escapando —comentó como si nada.
—Ya veo...
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