Fue rápido, y cortante, como solo Mik podía hacerlo y cómo había esperando que sucediera. Nunca me miró, ni un solo segundo levantó la vista de su ordenador portátil, pero aquello tampoco me importó. Al igual que él, tan solo quería despachar el asunto rápido para poder volver a lo mío. Y Mik era realmente útil ya que no preguntaba mucho sobre lo que pedía, cumplía sin decir palabra al respecto y nunca más mencionaría este episodio además que nadie jamás sabría de nuestro pequeño trato. Sí, era bueno tener a un hacker así en el instituto.

El MI6 podía tener su propio equipo de hackers pero Mik era mucho más útil para mí, sobre todo cuando se trataba de buscar a alguien como Byte. Por favor, el Servicio Secreto jamás aceptaría que un adolescente era capaz de romper su seguridad y tampoco sabían de él. Pero, después de todo, era un adolescente, y como cualquier típico adolescente hacker y adicto a la tecnología y computación debía jugar online. Mik tan solo me lo había confirmado, y tampoco me había sorprendido que fuera tan conocido. ¡Estábamos hablando de un chico que hackeaba constantemente a la base de datos del Servicio Secreto! Si no fuera un maldito amo de los juegos online estaría decepcionada, y Mik también era bastante bueno como para mantener contacto con su fiel enemigo al parecer.

Me envió la dirección por email en la tarde, la calle y el número tal como había prometido. Genial, iba a ir tras una mente maestra, un hacker capaz de meterse dentro de la computadora del MI6, y todo por mi propia cuenta para preguntarle por su hermano quien seguramente con placer me mandaría al diablo si iba a pedirle un favor. Maldita sea, ir a verlo a él debía ser contra alguna regla, estaba segura. ¿Y cómo haría para mirarlo a los ojos después de todo lo que había sucedido, después de lo que le había dicho, después de haber conocido a su padre y sospechar que había asesinado al mío? Tenía menos de una semana para prepararme para eso, o para dar la actuación más exigente de mi vida.

Pero primero, para saber dónde estaba y llegar hasta él, necesitaba encontrar a Byte. Él tenía que saber dónde encontrar a su hermano, o lo sabría para mí. De un modo u otro, yo no pensaba darme por vencida y no me iría sin una respuesta. Así que pasé el día siguiente pensando cómo haría para tratar con el hacker más hábil del mundo posiblemente, lo que implicó un pequeño préstamo sin permiso de una cámara de fotografías instantánea (Cameron no la extrañaría y no era como si su trabajo en el periódico escolar fuera imprescindible) y sacrificar la tarde libre del miércoles para ir hasta Oxford.

—Sabes que él debe saber quién eres —dijo Andy.

—No está en la lista de los hermanos malos, no que yo sepa. Puedo tratar con él.

—Sigo sin estar de acuerdo. Estarás completamente por tu cuenta, no sabes lo que encontrarás.

—No habrá ningún problema.

—Emma, escúchame —Dijo él en un tono autoritario.

Tomó mi brazo, obligándome a detenerme y darme vuelta para mirarlo. Había sido un caballero como siempre, y me había acompañado hasta la estación. Desde el primer instante en que supo del plan Andy no estuvo de acuerdo y quiso acompañarme pero no había escogido la tarde del miércoles por nada, sabía que él estaría ocupado por un evento político de su padre. Y ahora, viendo la intensidad en sus ojos y oyendo la firmeza en su voz, comprendí que a pesar de cuan mal la estuviera pasando por la carrera de su padre quizás había heredado una parte de él.

—Prométeme que tendrás mucho cuidado, es peligroso —dijo Andy.

—Estaré bien, no te preocupes —dije pero aquello no lo tranquilizó—. Me dedico a esto, sé lo que hago. Además, sabes que puedo arreglármelas bastante bien por mi cuenta y sé defenderme. Me has visto hacerlo.

Nana (Pandora #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora