—No te preocupes. Tienes que ir a comprar el vestido porque... bueno, iremos juntos al baile y... bueno, eso.

—Iremos otro día tú y yo. También podríamos ir al cine.

—Sí, es una buena idea. Pásatelo bien con Nora y Minerva. Sonrió con timidez. Sus ojos reflejaban tristeza, y sabía que no era porque le hubiese dicho que no podía ir con él y su hermana a cenar.

Me moría de ganas por saber qué había ocurrido entre ellos.

—Oye, Harry. Gracias por pedirme que vaya al baile contigo. No habría ido con nadie y la verdad es que me hace mucha ilusión ir.

Sus ojos se iluminaron. Agachó la cabeza con timidez y me sonrió, pero no dijo nada más. Tenía las mejillas sonrojadas.

—¿Esme? —Me tomó por sorpresa.

—¿Sí?

Harry se quedó en silencio, suspirando, y se apartó de golpe de la ventana.

—Da igual, olvídalo.


Dos horas después, Minerva, Nora y yo estábamos en Portland saliendo de la cuarta tienda.

—Estoy segura de que en Mary's encontraremos algo —dijo Nora mientras señalaba el comercio.

—Sí, tienes razón —opinó Minerva—. ¿Ya tenéis pensado qué tipo de vestido queréis?

—Quiero que sea atrevido. Así quizá Adam me lleve al cuarto de la limpieza.

—Tú ves demasiadas películas.

—Minerva puso los ojos—. Yo quiero un vestido sencillo, aunque tiene que ser de color rojo. ¿Y tú, Esme, cómo quieres que sea tu vestido?

—Pues no lo sé, la verdad. Supongo que lo sabré cuando lo vea.

Nora me dio un pequeño abrazo y sonrió.

—Creo que te quedaría bien el color dorado, tienes unos ojos muy bonitos —me halagó.

—Muchas gracias. —Sonreí con franqueza.

—Sí, no como los nuestros, que son del color de la...

—Los ojos marrones también son bonitos, Minerva —contestó Nora entre risas, interrumpiéndola—. A propósito, Esme, todavía no nos has dicho con quién vas a ir al baile.

Me removí incómoda, pensando en mi respuesta. No tenía escapatoria.

—Eh... pues... —balbuceé ante la atenta mirada de Nora.

—Déjala. Si no quiere decirlo, ya lo veremos el viernes que viene, ¿no? —me defendió Minerva.

Abrí ligeramente los ojos sorprendida.

Me miró de soslayo y me guiñó un ojo con una pequeña sonrisa en la boca. Ella sabía que Harry me lo había pedido, pero ¿cómo? Ellos dos no hablaban.

Todavía preguntándome cómo Minerva había descubierto que iba a ir con Harry al baile, llegamos a la tienda y observé la cantidad de vestidos que había en el escaparate. ¿Cómo iba a encontrar uno que me gustara? Una vez dentro de la tienda, Nora se frotó las manos y se detuvo en medio de uno de los pasillos llenos de vestidos brillantes.

—Que cada una vaya a su ritmo e intente escoger tantos como pueda. Nos encontraremos aquí en quince minutos.

Suspiré y me puse manos a la obra. Al cabo de diez minutos acabé con tres vestidos en el brazo. No era que no me gustase la ropa, en realidad me encantaba, pero había demasiada variedad. Nora llegó con seis o siete vestidos. Todos eran de colores muy distintos, tanto largos como cortos. Minerva había seleccionado cinco.

Greenwood II SAGA COMPLETAWhere stories live. Discover now