Asentí.

—Además, acabas de conocerla. No puedes esperar que procese todo en tan poco tiempo.—

—Tu sabes que lo que haga Nate con su vida me vale un carajo. Pero ella...— solté una gran bocanada de aire.

—¿Ella qué, Sebastián?— ladeó la cabeza.

La miré sonriente mientras me encogía de hombros.

—Es diferente.—

Frunció el ceño, para después darme una de sus sonrisas.

—Define... Diferente.— entrecerró los ojos y se acercó a mi. Me miró impaciente mientras se cruzaba de brazos.

—No lo se Gina.— reí.

Elevó una ceja. Ay Gina...

—Me refiero a que...— relamí mis labios. —Tu sabes como es Nate, y no puedo permitir que la lastime a ella.—

—¿Por qué?— me retó, sentándose a mi lado.

—Gina...— reproché.

—Responde.— la rubia canturreó.

—¡No lo se! E-Ella es...— sonreí.

A decir verdad, no sabía que responder. Sofía era alguien muy presente, y no puedo negar que le he agarrado un cariño, aunque no nos conozcamos de toda la vida.

—Escucha. Ella se ve que nunca haría nada para lastimar a Nate y no se me hace justo que el si sea capaz de lastimarla.— asentí.

Gina soltó una gran carcajada y la miré serio.

—¿Qué es tan gracioso, rubia?— levanté una ceja en su dirección.

—La cosa aquí es... A ti— su dedo índice presionó mi pecho. —Te encanta Sofía.—

—Por dios, Gina. Eso es más que obvio. Por supuesto que me encanta Sofía, es perfecta.— dije obvio.

—Y la otra cosa es... Ella es la pareja de Nate.— asintió.

—Oh, ¿Encerio, Gina? No lo sabía, gracias por decírmelo.— respondí con evidente sarcasmo.

—Sabes a que me refiero, rumano.— sonrió arrogante.

Se levantó y se alejó de mi.

—Se que te gusta mucho Sofía pero, te recomiendo que lo lleves con calma. O de lo contrario... Tu la lastimarás a ella.— sonrió y salió de la habitación.

Siempre que hablo con ella, me deja muy pensativo, que gran ayuda.

(...)

Aunque apreciaba mucho a Gina, la mayoría de las veces me arrepentía de hablar con ella. Principalmente porque ella me decía la verdad y no lo que quería escuchar... Eso la convierte en mi única mejor amiga.
Estoy realmente confundido. Es un hecho que no quería que Sofía saliera lastimada de todo esto, pero ¿Por qué? Es decir, Sofía me gusta, y mucho. Pero, lo que no entendía es porque me importa tanto. Ni yo mismo me entiendo.

—¿En qué tanto piensas, sobrino?— Lilian interrumpió mis pensamientos entrando a la cocina.

—En nada, tía...— le sonreí tomando un sorbo de mi copa de vino.

—Siempre andas muy presente y ahora estás muy pensativo.— ladeó la cabeza.

—Bueno... Si me pasa algo, Lilian.— suspiré.

—Por supuesto que lo se, soy tu madrina cariño.— se acercó a mi y apretó mi mejilla entre sus dedos, le sonreí.

—¿Es una chica, cierto?— elevó las cejas con gracia.

Su supieras, tía.

—Mhm.— asentí. —Ella es realmente linda pero no es para mi.— fingí dolor haciéndola reír.

—Eres un exagerado, tal como tu padre.— rodó los ojos.

—Aveces pensamos que esa persona no es para nosotros pero uno nunca sabe... Aunque en este caso, creo que tu si sabes.— asintió decidida.

—¿A qué te refieres?—

—Creo que en este caso si sabes y si no... Pregúntate, como te hace sentir esa chica y como tú la haces sentir a ella— me guiñó un ojo y salió de la habitación.

Oh vaya.

Tomé de golpe otro sorbo de vino e hice una mueca.
Estaba por dejar la copa un lado pero unas risas se escucharon desde afuera.
Me asomé ligeramente por la puerta y en pasillo, iban caminando los dos. Ella, hermosa como siempre y bueno, el... Él.

No lo pensé mucho y salí completamente. Inmediatamente los rostros de ambos cambiaron.

—Sofía...— saludé.

Ella me miró algo incómoda y enredó su brazo con el de Nate.

—Nate, me gustaría hablar contigo.— a pesar de mi desprecio evidente hacia el, lo miré sonriente.

—No tengo absolutamente nada que hablar contigo, primo.— me sonrió sarcástico.

Lo susurró algo inaudible para mi a Sofía. Ella asintió y siguió caminando, pasó a mi lado y me dió una mirada rápida.

—¿Qué quieres?— se acercó a mi.

—Que dejes de mentirle a Sofía, eso quiero.—

Mi desprecio por el aumentó ya que comenzó a reír, irritándome más.

—Lo que Sofía y yo tengamos no es de tu incumbencia.— se encogió de hombros.

—Una cosa es lo que me hayas hecho a mi, pero Sofía no tiene porque sufrir por tu culpa, primito.—

Su mirada se endureció.

—¿Y por qué te importa tanto mi novia, eh?— hizo énfasis en "mi"

—No vaya a ser que estés planeando quitármela, como Anne.— elevó una ceja.

Sentí un dolor en mi pecho al escuchar ese nombre. Hace años que no lo escuchaba...

—Ambos sabemos que fue lo que pasó en verdad, Nate. No te engañes.—

—Exacto. Ambos sabemos, que tu eres un traidor y un mentiroso. Quien sabe que clase de hombre haya criado tu madre.–

Tensé la mandíbula al escucharlo mencionar a mi mamá. Ganas de golpearlo no me faltaban pero no iba a darle el gusto, jamás.

Me impresionaba lo cínico que podía llegar a ser. Incluso se atrevía a mentirme en la cara, cuando el sabía perfectamente que yo había vivido en carne propia lo que había pasado, sin exagerar.

—No se ni porque estoy teniendo esta conversación contigo. Sofía es mi novia y la amo. Aléjate de ella, ¿Entiendes?— elevó las cejas y sonrió.

Se alejó de mi, pasando a mi lado pero mi voz lo detuvo.

—Cuando Sofi se entere de como eres en el fondo, te quedarás solo.— sonreí.

Ni recibí respuesta, supongo que se alejó. Me giré y efectivamente, se había ido.


ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now