Regalos de improvisto

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—¿De verdad? —Shen Qingqiu se mostró animado al sonreír— ¡Voy a verlos!

El inmortal por un momento se vio renovado ya que últimamente su rostro lucía cansado, sumado a ello unas delgadas y finas ojeras habían comenzado a acompañarlo causando que se notara incluso triste, aún cuando su sonrisa era animada y radiante.

Avanzó tan rápido como pudo o bueno eso quiso intentar creer ya que se tambaleaba ligeramente en cada paso, su cuerpo se mecía de un lado a otro mientras avanzaba, tanto que Luo Binghe iba detrás de él con las manos estiradas por si el peso le ganaba al inmortal.

Tras llegar al patio principal pudo vislumbrar a sus amigos quienes observaban curiosos el palacio dorado con los nuevos colores de la secta.

—¡Shidi! —Yue Qingyuan sonrió y abrió los ojos asombrados al ver al nombrado caminar hacia él.

—¡Una albóndiga negra viene en camino! —Qi Qingqi rió bajo sin perder de vista el vientre ajeno.

—Esa cosa lo va a explotar. —Liu Qingge hizo una mueca que oscilaba entre la sorpresa y el terror.

—¡Shidi, te ves radiante! —El amable líder de secta no pudo evitar mirar con detenimiento a su casi hermano— ¿Cómo te has sentido?

Shen Qingqiu soltó el aire, cansado y alzando la mano pidiendo un segundo de tiempo para poder recomponer su postura, Binghe llegó tras él y lo sujetó con suavidad por la cintura.

—Yo... me siento bien pero muy cansado.

—Ya hemos notado que te ves cansado, esa pequeña bestia exótica es enorme —la sutileza de Qi Qingqi causó que el inmortal Shen riera y asintiera— ¿Cuántas pequeñas bestias llevas? ¡Por todos los dioses!

—Esa cosa —Qingge habló serio mientras señalaba con curiosidad su vientre— ¿Cuándo nacerá? ¿No te lastima?

—Oh falta poco para su nacimiento y no, no lastima. —Ladeó el rostro para ver a Binghe quien solo asintió y sonrió.

—Pasemos dentro por favor, el cansancio de mi Shizun es tal que no puede permitirse el estar de pie tanto tiempo.

Finalmente, y tras haber guardado mucho tiempo silencio, Mu Qingfan habló dando un par de pasos hacia Shen Qingqiu.

—Shen shixiong, ¿Puede este maestro acompañarte hasta el final del alumbramiento o acaso ya tienes un médico personal?

—En absoluto, me encantaría tener a Mu shidi como mi médico y acompañante.

—¡Nuera de mi corazón! —El grito nada sutil de Tianlang Jun hizo que las visitas giraran el rostro hacia la entrada principal para ver llegar a un apuesto ex rey demonio acompañado de su subordinado.

—Aquí viene de nuevo. —Murmuró entre sonrisas Shen Qingqiu.

—¡Nuera, nuera! ¡He llegado! —Se giró para levantar la mano— Entren, entren y dejen todo adentro.

Todos observaron como un grupo de demonios entraban al palacio más aquello no fue novedoso, lo que asombró al matrimonio fue que el ex rey demonio trajo a estos monstruos cargando diversos objetos, todos bañados en oro, jade y obsidiana negra.

Tianlang Jun caminó airoso digno de un rey hacia la pareja, saludó cortés a los invitados y sonrió animado hacia Shen Qingqiu quien solo arqueó una ceja claramente confuso.

—Nuera de mi vida, este suegro apuesto y guapo trajo regalos para su nieto directo de mi antiguo palacio.

—¡Oh!

—No lo necesitamos. —Binghe soltó un gruñido.

—¿Quién? —El padre sonrió.

—Nosotros.

Pequeño loto blanco «BingQiu»Where stories live. Discover now