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La prueba de selección final tenía lugar en la montaña Fujikasane, Sabito llegó en compañía de Giyuu, ambos usando las máscaras que Urokodaki les hizo de regalo para ese preciso momento buscando que nada malo les pasara en esa montaña que tantas vidas se ha llevado en los últimos años.

... incluso la suya...

La cantidad de personas allí presentes era enorme, un gran gentío que hizo sentir a los recién llegados mareados, no estaban acostumbrados a las multitudes luego de tantos años separados de las grandes ciudades y pequeños pueblos.

Sabito sostenía con fuerza la máscara de zorro con su mano izquierda mientras la otra sostenía decidida el mango de la katana.

Giyuu de igual forma sostenía la katana prestada, su máscara reposaba a un lado de su cabeza, solo siendo sujetada por la delgada soga que la sostenía.

Una marca que los llevaría a su
perdición.

Las niñas de cabellos blancos que allí se encontraban, dieron las instrucciones básicas y requisitos a cumplir para unirse a la organización de cazadores de demonios, dando así inicio a la prueba de la selección final.

Lo único que sentía era su agitada respiración y el asqueroso sentimiento de muerte acechando. Kōtarō se sentía igual de asfixiada que en esos momentos.

Confiaba en él, todos confiaban en Sabito y Giyuu, rogando porque terminaran con el horrible destino que tenían todos los estudiantes de Urokodaki. Querían que su maestro dejara de sufrir con cada pérdida y que renovara la confianza en si mismo. No era que sus enseñanzas fueran insuficientes o que él fuera un mal maestro, solo era la desdicha de encontrarse con un demonio rencoroso que ansiaba la destrucción total del viejo Sakonji.

De solo ver a Sabito ir de un lado a otro al rededor de la montaña le hacia verse a sí misma huyendo del demonio que devoró a su hermano.

Menos de una hora llevaban encerrados en la montaña, rodeados de demonios débiles pero hambrientos. Sabito se encargó de cada uno de ellos, y habría seguido de no ser por un grito muy familiar que se escuchó en las cercanías. Cambió su rumbo en aquella dirección, esquivando con agilidad los árboles y matando dos demonios en el corto trayecto.

Analizó rápido la situación, adaptándose a las condiciones y cargando con fuerza contra el demonio que había tomado de presa a Giyuu. Y cortando la cabeza, cayó frente su amigo, viendo su ojo herido y lamentándose por su tardanza. Acarició la cabeza de Giyuu y le dirigió unas cortas palabras a otro participante para llevarlo a las cercanías de los bordes donde habrían menor cantidad de demonios, y desapareció de la vista de Tomioka.

La situación se complicaba, y la fatiga por falta de comida y agua empezaba a sacarle factura a los jóvenes aprendices.

La penúltima noche llegaba a su fin, y el día se hacía presente aún si no lo parecía. La noción del tiempo se perdió desde el momento en que entraron.

"Sólo un poco, sólo un poco más y podremos volver con Urokodaki. Desconozco que día es, desconozco mi ubicación." El aliento le faltaba, pero le bastaba con respirar profundamente luego de remover levemente su máscara para volver.

"No pienses. Solo debes pensar en acabar con los demonios. Luego habrá tiempo para pensar en el estado de Giyuu. Luego, luego, luego..."

Sabito no descansaba, no podía, incluso si lo lograba no podía descansar del todo bien. Y en esos momentos pasó, cerró momentáneamente sus ojos y se sumergió en el sueño, despertando ante cualquier ruido que perturbaba el lugar. Y prontamente, la noche volvió a caer.

Pasada la media noche, un nuevo grito se escuchó, acudió en dirección a ella para brindar apoyo o simplemente salvar a su a-ser compañero. Solo bastaron unos minutos para darse cuenta de lo profundo que estaba llendo, además de visualizar a un inmenso demonio cubierto en sus propios brazos, que estaba por matar a una chiquilla inconsciente.

Apoyándose de su entorno, uso el tronco de un árbol cercano para impulsarse con fuerza contra el demonio, cortando así la mano que estaba por matar a la niña.

De reojo vio a otro cazador que parecía estar congelado en su lugar.

—¡Oye, llévatela de aquí!—. Grito fuerte y claro para luego arrojarle el cuerpo inconsciente de la chica, una acción irrespetuosa y peligrosa, pero no tenía tiempo para llevarla con cuidado hasta el otro aspirante—. Luego me iré a disculpar por eso. Primero debo encargarme de ti, maldito demonio.

El demonio grotesco soltó una risa burlona antes de intentar doblar la cordura del niño que era estudiante del humano desgraciado que lo metió en esa montaña. «Mira, Urokodaki, acabas de matar a otro de tus estúpidos zorritos.»

Ya era una rutina cada que se encontraba con los niños que Urokodaki entrenaba. Fingió aclararse la garganta antes de empezar a hablar sobre las atrocidades de los niños que fueron antes de él.

Sabito se mantuvo frío, incluso cuando le hablaron de una niña, parecida a él en cuanto a presencia. Niña que había matado luego de arrancarle los brazos y partirla a la mitad. Incluso luego de esa imagen mental se mantuvo serio.

Cargó contra el demonio que buscaba asesinarlo luego de contarle sin filtro el como había matado a los anteriores aprendices de Urokodaki. Sentía lástima y enojo, pero los hizo a un lado para acabar con ese demonio que tanto le trajo sufrimiento a todos.

Cortó incontables brazos hasta llegar frente al rostro del demonio, incluso cuando perdió la máscara siguió. El demonio sólo esperó muy seguro de si mismo el próximo ataque que sería decisivo en cuanto al destino de ambos.

Y una gran cantidad de ese líquido rojo saltó contra los árboles, la tierra, y el cuerpo del demonio. Su cabeza fue aplastada con brutalidad luego de que la katana se rompiera, y otra víctima fue presa de ese demonio sediento de venganza.

—Es una lástima—. Susurró la de cabellos castaños, fijando su mirada en la roca que Sabito había cortado hace unas semanas—. Parece que se unirá otro—, soltó en un susurro antes de abandonar la zona, acompañando a los demás espíritus de anteriores estudiantes.

A Ghost's Love and Nostalgia Notes ➳ Kimetsu no Yaiba [Sabito]Where stories live. Discover now