Y todo se volvió negro.
(...)
Bip... Bip... Bip... Bip.... Bip...
Un incesable pitido resonaba a mi izquierda, lo conocía de alguna parte pero no lo reconocía.
Abrí los ojos pero una cegadora luz blanca me obligo a cerrarlos rápidamente. Gruñí en voz baja pues la intensidad de la luz me había provocado un dolor instantaneo de cabeza, intenté llevarme una mano a los ojos para evitar que sucediera de nuevo, sentía mi mano izquierda envuelta en algo y un cable me rozaba los dedos así que opté por no moverla, en su lugar utilizé la diestra y el resplandor de la luz dejó de atravesar mis finos párpados. Intenté sentarme pero al exigir esfuerzo a mis músculos, una oleada de punzante dolor me atravezó. Decidí no moverme y esperar a que entrara alguien para pedirle que apagara la luz.
Pasaron al rededor de 20 minutos cuando escuché la puerta abrirse dejando que los sonidos de afuera se colaran por un segundo hasta que se volvió a cerrar. Pasos ligeros se acomodaron a mi derecha y una voz de mujer adulta habló con suavidad y dulzura.
-Joven, ¿está usted despierto?
Y claro con mi mano en mis ojos era algo dificil saberlo. Asentí con suavidad y dije con voz ronca.
-¿Puede apagar la luz, porfavor?
-Oh, si, es demasiado potente para un muchacho que se acaba de levantar. Yo sé de eso. Tengo un hijo de tu misma edad y siempre se queja porque le abro las persianas a la mañana y le da el sol en la cara.
La mujer seguía hablando mientras hacía lo que le pedí. Cuando no sentí la blanca presión que ejercía la luz sobre mí, aparté mi mano lentamente y pude ver a la mujer volviendo hacia mi. La mujer debía tener pasados los 40 a juzgar por las pequeñas y casi invisible arrugitas que se esparcían por su rostro.Tenía el pelo rubio y un poco por debajo de las orejas. Tenía una sonrisa pulcra con dientes bien alineados. Vestía la típica ropa de enfermera en color rosado oscuro a excepción de un plateado brazalete con brillantes piedras incrustadas en él en su mano derecha y en el dedo anular, una marca blanca con forma anillo en su piel. Probablemente se lo había sacado luego de varios año y estaba divorciada o algo así.
-¿Como te sientes, cariño? -la mujer hablaba maternalmente y eso era realmente reconfortante.
-Bien gracias -mi mente estaba algo difusa luego de la subida a la ambulancia de modo que empezé a hacer preguntas en busca de respuestas.
-¿Que pasó? -no es que no supiera nada pero era lo primero que había cruzado por mi mente y, estando algo mareado, mis palabras no tenían mucho filtro.
-¿Hasta donde recuerdas? -preguntó la mujer con un gesto algo serio.
-Hasta que me subieron a la ambulancia más o menos.
-Te desmayaste en la ambulancía y, al llegar te hicieron una resonancia magnética que demostró que sufriste una pequeña hemorragia interna, pero, no lo suficientemente dañina como para tener que operar, fue solo un rasguño de hecho, tuviste suerte niño. Estábamos esperando que te despertaras para hacerte unas pruebas, para controlar que no sufrieras pérdida de memoria, pero veo que recuerdas la mayor parte de incidente así que no es muy probable. -mientras me contaba lo sucedido me miré y vi que tenía una extraña bata de tela celeste pastel. Aunque no las ví pude sentir unas vendas en mi abdómen, y al obvservar mi mano izquierda ví que los cortes que me había hecho el día anterior estaban cubiertos por unas vendas de tela, blancas y limpias.
-¿Y mis padres? -pregunté digiriendo toda la información. Una hemorragia, pude haber muerto.
-No nos hemos contactado con ellos ya que aún no te identificamos así que, si fueras tan gentil de decirme tu nombre, apellido y si es posible el teléfono de tu casa o de alguno de tus padres nos sería de mucha utilidad.
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Self-harming ~ Larry
RandomHarry estaba harto de su vida. Sus amigos lo habían abandonado. Su padre lo maltrataba. En el colegio era el centro de las burlas. Todo por ser como es. Por ser homosexual. Harry piensa que su vida ya no vale nada y basado en esta teoría decide d...
. · ° ○ ● Dos ● ○ ° · .
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