コメント ₍ ₀₁ ₎

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Eres tú, la única que enloquece mi mundo y le da sentido a mis días.

Ella es la mitad que siempre he buscado, me complementa en cada sentido.

Quizás por eso la odié tanto cuando la conocí, porque es todo lo que no soy.

"¡Mary, Te extrañé tanto!" A penas era lunes por la mañana y la pelinegra fue la primera en saludarme energéticamente, me sigue sorprendiendo a pesar de que meses hayan pasado y siga siendo igual.

"Deberías de dejar de saltar sobre mí, sabes que podemos caer." Me quejé tomando sus manos las cuales se entrelazaban al rededor de mi cintura.

"No me importaría caer si es contigo." Besó mi mejilla, separándose para posarse delante mío. "Me gustaría poder abrazarte un poco más, tu cuerpo es muy cálido." Dijo cerrando los ojos y asintiendo como si le diera razón a uno de sus extraños pensamientos, ¡Estamos en medio del pasillo y no le daba pena decir aquello! Yo por otra parte, estaba muriendo de la vergüenza.

"En tus sueños." Seguí mi camino al salón, pronto Suzui se unió a la plática que consistía en contar sobre sus actividades durante el fin de semana.

"¿Y tú que hiciste, amor?" Mi rostro se sintió caliente al instante, seguramente estaba sonrojada por como me había llamado.

"No me digas así en público y sobre eso, nada en especial." Normalmente cuando estamos en privado nos llamamos por apodos de ese índole, aunque no me gustan estos por lo empalagosos que suenan. Yumeko es fan de ellos, por lo que no me puedo negar a seguirle el juego y disfrutar de lo tontos que son.

"Eso no decías el viernes por la noche."  El castaño siguió callado, él es único que se ha acostumbrado a ese tipo de comentarios. Me hice la de oídos sordos y aumente la velocidad de mi paso, debido a lo descuidada que estaba siendo al caminar choque con alguien.

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