[Capitulo 3]

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Por lo que concierne a Wei WuXian, aquel era simplemente otro día en el infierno. No estaba seguro de por qué había pensado que sería preferible matar su aburrimiento en un uniforme naranja que en uno verde.

Pero dos años atrás, cuando en un arranque de ira había cometido el error de disparar sobre el casco de su comandante, se había imaginado que cualquier cosa, sería mejor que lo que lo que el ejército reservaba para él.

"Por los cielos, que equivocado estaba"

Ahora iba a pasar los próximos veinticinco años dentro de cuatro paredes, escuchando a los otros presos soltar discursos estúpidos mientras tenía que luchar a diario por dejar claro el hecho de que él no era la perra de nadie y si alguien quería algo de él, iba a tener que morir por ello.

—¿Wei WuXian?

Alzó la vista de las zanahorias que estaba pelando con una cuchara para observar que uno de los guardias lo miraba.

—Tienes visita.

Le llevó unos veinte segundos asimilar esas palabras inesperadas.

"¿Acaso esto es una broma...?"

¿Visitas? ¿A él?
¿Cual eran las probabilidades de eso?
Su familia no había querido saber nada más de Wei WuXian, desde el día que fue arrestado.

Lo mismo había pasado con sus supuestos amigos. Pensándolo bien los únicos verdaderos amigos que había tenido habían sido el loco de Xue Yang y Wen Ning. Xue Yang estaba ahora en un  lugar lejano, escondido del mundo, y lo más probable es que no tuviera idea de lo que le había pasado a Wei WuXian ni a Wen Ning...

Sonrió para ocultar su dolor.¿Cómo había podido su familia cortar todos los lazos con él tan fácilmente? Él nunca le habría hecho eso a nadie, pero a pesar de todos sus intentos y propósitos se había quedado completamente solo.

Los únicos que habían venido a verlo habían sido su abogado y un hombre que quería contratarlo para matar gente.

Si, muy bien. Eso de matar por un sueldo se había acabado.
Sus días de apretar el gatillo se habían acabado.

—¡No puede salir!—le gritó el cocinero jefe al guardia, que era siete centímetros más alto que Wei WuXian— Tenemos que acabar con la comida.

—Entonces será mejor que encuentres a otro idiota—dijo el guardia—. Es mejor no hacer esperar a esta gente.

Wei WuXian resopló.
—¿Que pasa? ¿Acaso tenemos al presidente esperándome o algo por el estilo?

El guardia hizo una mueca con el labio.
—Es mejor que te calles, Wei WuXian. No son el tipo de gente a quién puedas permitirte enojar.  

Sí, claro. Uno terminaba haciendo enojar a todo tipo de persona. Ni el propio presidente, se salvaría de Wei WuXian.

—Pero nací con una boca, así que no puedo evitar usarla. A diferencia de algunos, no soy un cobarde.

El guardia no parecía impresionado por su actitud.
—Será tu funeral.

El guardia lo condujo hacia el vestíbulo. Se esforzó para no reaccionar mientras el guardia  lo agarraba de la parte trasera del cuello y lo arrastraba hacia la habitación que estaba reservada para las consultas con los abogados. No había estado allí desde la vez en que su abogado le había dicho que la última apelación que había hecho había sido rechazada. Ahora el abogado, que le había costado hasta su último centavo, no le devolvía las llamadas.

No es necesario decir que no se sentía particularmente feliz ante la idea de estar allí otra vez mientras todas esas emociones reprimidas se agitaban en su interior.

Actitud provocadora - WangxianWhere stories live. Discover now