Capítulo 15

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Han pasado dos meses desde que SeHun y yo limamos asperezas. Desde entonces las cosas han mejorado en todos los sentidos. Incluso la situación con mis padres. Mi madre ha venido a visitarme dos veces en este tiempo y yo he vuelto a mi antigua casa con regularidad. Por fin hemos comenzado a hacer los preparativos para la boda. Mi padre se ha asegurado de que SeHun trabaje para él ahora que se haya graduado. Nos costó convencerlo pero al final aceptó, con la condición de que no recibiría ningún trato especial solo por ser mi prometido. También he vuelto a cocinar. A pesar de que no es la misma persona que me enseñaba cuando tenía catorce años.

-Está delicioso. ¿Estas seguro de que no lo preparó KyungSoo?

-¡Claro que no! – Entrecierro los ojos. -  Cuando me propongo hacer algo lo hago  y cocinar es algo que siempre me ha gustado. No sé por qué te sorprende.

-No te enojes solo pensé que estabas bromeando. Me gusta que cocines. – Se levanta de su asiento y camina hacia mí. – Me gustas tú. – Deposita un beso casto en mis labios. – Debes tener más cuidado. La próxima vez podrías no solo golpearte la boca.

-Seré más cuidadoso. – Le devuelvo el beso y me aparto un poco de él. - ¿Quieres que sirva el postre?

-¿Tú eres el postre?  - Su tono de voz es insinuante.

-No. – Sonrío – Es mucho mejor de lo que estás pensando. – Lo aparto cuidadosamente. Camino hacia el refrigerador para sacar trufas de chocolate.

-¿Aún hay más sorpresas? – Trata de tomar una pero se lo impido.

-Regresa a tu lugar y podrás comer todas las que quieras.

-Te has vuelto muy mandón.

-Pero te gusta que lo sea.  – Sirvo unas cuantas en los pequeños platos y le doy el suyo.

-Está muy rica.  – Dice mientras mete una trufa completa - No, está deliciosa. – Traga. - Me recuerda a las que hacia mi madre.

Un calosfrío recorre mi espalda. Sólo escuchar mencionarla me estremece.

-SeHun. – Levanta la vista - ¿Qué paso con tu madre?

Me mira por unos segundos. Toma otra trufa y la muerde.

-Ella murió cuando tenía diecinueve. Yo me encontraba de visita y tuvo un accidente. Callo de las escaleras y murió.

-Lo siento, yo...- Las palabras quedan atascadas en mi garganta.

-Eso fue lo que nos dijeron. Sin embargo he investigado al respecto y no. – Muerde la trufa completa. – Ahora sé que no fue un accidente. La mataron.  – Sonríe. - ¿No comerás?

Muerdo una trufa, aunque realmente ya no la apetezco. Siento su mirada fija en mí. Siento como si él supiera que yo tuve que ver con la muerte de su madre.

-Y cuando sepa quien fue, haré que se arrepienta de haber nacido. No merece compasión y mucho menos ser disculpado.

- No puedes pensar de esa manera. Tal vez estas equivocado. Todos merecen una segunda oportunidad. - Trago salida.

-No, no la merece. – Parece calmado. -  Esa persona no le dio una a mi madre ¿Por qué tendría yo que hacer lo contrario? – Sigue comiendo como si lo que acaba de decir fuera algo sin importancia. Me quedo en silencio hasta que el vuelve a hablar.

-Será mejor que vayamos a la cama. Después de todo mañana tengo que trabajar y tu ir a clases. ¿Quieres que te ayude a recoger?

-Está bien. Yo recojo. Te alcanzo en un momento.  – Tomo los platos para depositarlos en el fregadero. Entonces escucho sus pasos alejarse.

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