Capítulo 3: No le temas a la oscuridad

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-No hay ninguna niña en tu cuarto, Sara. Tú duermes sola.-le dijo Rosa a Sara, ya que esta le había preguntado si había alguien más en su cuarto, por las voces que había oído.

-¡Bien chicos! ¡En 5 minutos vamos a ir a cenar, preparaos.-

Sara no tenía que prepararse, estaba bien así. Fue directamente al comedor. Para cenar había puré de patatas y costillas de cerdo (las comidas que más odiaba Sara).

-¡Dios qué asco! ¡No pienso comerme esta porquería!-gritó.

Todos se la quedaron mirando, con cara de que estaba loca. Los monitores se acercaron a ella y la dijeron que si quería estar aquí, debía comer de todo.

-¡Yo no quiero estar aquí! ¡Son mis padres que me odian!-dicho esto, cogió su bandeja y se sentó en la última mesa, sola, sin nadie a su lado. Durante la cena todos la miraban como si fuera una psicópata.

-¡Yo jamás hubiera dicho eso sobre mis padres! ¡Sara es una maleducada!- Dijo una chica con cara de pija.

-Al menos yo no me maquillo como si hubiese salido del circo.- la contestó Sara.

-¡Sara! ¡Ya está bien! ¡Eres muy maleducada no puedes hablarle así a la gente!- le dijo Rosa la monitora.

-¡Puag, paso de estar aquí con vosotros, sólo sois una panda de pijos!- Dijo Sara, levantándose y corriendo hacia su habitación.

Cuándo llegó a su cuarto, se puso el pijama y se acostó. La habitación estaba muy oscura y Sara le tenía miedo a la oscuridad, siempre le había tenido miedo, desde que era pequeña. Por eso, en su casa siempre dormía con una lamparita encendida, pero en este asqueroso campamento no había ni una sola.

Sara dormía sola, los demás dormían en grupos de tres (ya que las habitaciones sólo tenían tres camas) pero Sara dormía sola y por eso tenía más miedo. Cerró los ojos e intentó pensar en cosas bonitas. Pensó en sus mascotas, a las que tanto quería. Pensó en su mejor amiga y en todas las aventuras que habían vivido juntas. Pensó en ese chico de su urba tan gracioso al que llamaban Clip, porque se llamaba Philip y todo el mundo, en broma lo llamaban Clip. Justo cuando Sara estaba a punto de dormirse, oyó una voz femenina que decía:

-Sara, no le temas a la oscuridad. La oscuridad no es mala, lo malo es lo que hay en ella...

MelanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora