Subimos lentamente las escaleras tomados de la mano, y aún sin mirarnos la cara, sabía que los dos estábamos con una sonrisa. Su tacto me provocaba sensaciones en el cuerpo las cuales me hacían tambalear también a mí, sin necesidad de estar borracha. Sin embargo, odiaba experimentar tantas cosas hermosas sabiendo que no iba a ocurrir nada, y que era simplemente imposible. Lo odiaba, y también me dolía.
Entramos en puntitas de pie a la pieza, y cerré la puerta lo más rápido que pude, soltando finalmente la mano del castaño.
— Que olor a culo. — Dijo el chico de repente, y solté una pequeña carjacada tampandome la boca lo más fuerte posible. — Igual muy ordenada, eh.
— ¿Te podes callar? — Terminé por decir mientras me relajaba para no reírme, y empezaba a armar la cama.
— Callame vos. — Contestó acercándose a mí de una forma pícara, con una sonrisa en sus labios sabiendo lo rojas que comenzaban a ponerse mis mejillas por sus comentarios. — Más fácil, ¿no?
Aunque lo pasaba por alto, no me acostumbraba a la total sinceridad del virgen borracho diciéndome cosas lindas. Sabía que me esperaba una noche bastante larga, y también estaba segura de que, con cada piropo, mis cachetes se enrojecerían al segundo, sin ni una excepción.
En ese instante, se escucharon pasos fuera de la habitación y nuestros ojos se abrieron como platos, mirándonos con terror. Rápidamente tapé la boca de Valentín, y los dos permanecimos en silencio.
— Nom me refemría a estom. — Me dijo a través de mis manos, y rodé los ojos, muy nerviosa por la situación.
— Ya lo sé, callate. — Susurré lo más bajito que pude, y el total silencio volvió a aparecer.
Luego de algunos segundos, los pasos se volvieron a escuchar, y esta vez se acercaban hacia nosotros. Comencé a entrar en pánico; alguien se había despertado y habían muchas probabilidades de que fuera Karina, no solo por los ruidos sino por la mala suerte que yo tenía. Debía hacer algo, no podía dejar que lo viera a Valentín, y menos en aquel estado. Iba a meterme en muchísimos problemas, no solo yo sino también él.
Con apuro abrí el armario y le indiqué a Valen, entre señas con las manos, que se metiera adentro. No había otra opción que esconderlo y fingir que no sucedía nada cuando mi vieja me quisiera preguntar algo. El castaño me miró extrañado pero obedeció cada una de mis señales, logrando que me quedara más tranquila por si alguien venía.
Abrí la puerta de mi habitación lentamente para espiar el pasillo, mientras rezaba en mi mente poder salir viva aquella noche, y que nada de lo planeado terminara mal. Pero, al ver a Dante somnoliento frente a mí, un gran alivio invadió todo mi cuerpo.
Mi hermano se encontraba con grandes ojeras y una gran cara de orto, muy dormido, queriendo abrir la puerta del baño que se encontraba en frente de la pieza. Eché un suspiro calmado, y este volteó algo desorientado.
— ¿Qué haces, flaca? — Me preguntó y le sonreí inocentemente como si nada ocurriera y no tuviera a absolutamente nadie encerrado en mi armario.
— Nada, ¿por? — Contesté sin cambiar mi expresión, y Dante elevó una de sus cejas.
— Porque me estás mirando como una loca mientras trato de ir al baño para mear. — Al escucharlo, borré mi sonrisa de forma apresurada y disimulé un poco, tratando de no quedar tan obvia. — ¿Vos no dormías abajo hoy?
Como siempre me pasaba en las situaciones menos convenientes, mi mente se quedó totalmente vacía y no supe qué inventarle.
— V-Vine a cambiarme el pijama. — Le respondí algo dudosa, pensando con cada sílaba que salía de mí boca en si era una buena excusa o una total boludez.
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• c u p i d o ; wos •
Fanfiction"¿Que tan difícil podía ser convertirme en la cupido de mi mejor amiga?" By wossxoliva Créditos a @terrazadelvacio por la hermosa portada
• - D I E C I S É I S - •
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