Capitulo 8

13.9K 111 26
                                    

Las cartas volvieron a nuestras manos y todos las miramos ansiosos. Supuse que esta vez nadie quería perder, porque los desafíos se habían vuelto muy intensos. Me imagino que tanto mi hermana como yo no queríamos estar en la misma situación que Victoria, con el culo en pompa, mientras nos metían la pija en frente de toda la familia. Sí, imaginarme en esa situación me causa un poco de morbo, no lo voy a negar; pero todavía me queda un poco de orgullo y amor propio. Como mis cartas eran horribles, decidí retirarme de la partida en la primera ronda. Mayra hizo lo mismo, cuando fue su turno. Sin embargo no contábamos con que en la siguiente ronda se retirasen mi tío y mi papá y que al final, cuando se decidiría quién ganaba, Erik también decidió retirarse. Posiblemente sospechó que mi madre tenía cartas muy buenas, ella no dejaba de sonreír con malicia.

Al final las cartas de Victoria eran casi tan malas como las mías y Erik se lamentó por haberse retirado.

—Esto no había pasado nunca —dijo mi mamá—. Me quedé jugando sola. Son todos unos cobardes.

—¿Entonces esta mano queda anulada? —Preguntó Mayra.

—No, de eso nada. —aseguró Victoria—. Yo gané y le voy a poner un desafío a alguien. —Se llevó un dedo al mentón y pensó durante un instante—. Lo más justo sería castigar a Nadia y a Mayra.

—¿A las dos? —Preguntó mi tío Alberto.

—Sí, porque las dos se retiraron en la primera ronda.

—Pero Nadia se retiró primero —dijo Mayra. La pequeña estaba pálida, como seguramente también lo estaría yo.

—Solo me retiré antes porque a mí me tocó jugar antes. Nada más.

—En eso Nadia tiene razón —dijo mi mamá—. Las dos se retiraron en la misma ronda, así que las dos deben cumplir con el castigo.

—¡Ufa! —Se quejó Mayra, cruzándose de brazos.

Tal vez por su mente se veía a sí misma con una gruesa pija en el culo, mientras todos los presentes admiraban su suplicio. Bueno, nuestro suplicio, porque a mí me tocaría estar al lado de ella. No me molestó que mi tío me metiera la pija cuando yo estaba excitada, además nadie se fijó en nosotros. Lo que no quería era que mi hermano me viera… o peor aún, no quería que él me la metiera por el orto.

Pero mi mamá tenía otra idea en mente.

—¡Ya sé! —Dijo, con una amplia sonrisa—. Entre las dos tienen que hacer acabar a Pepe. Sin penetraciones, claro…

—Eso no parece tan difícil —dijo Mayra.

—Eso depende de si tu padre tiene ganas de facilitarles el trabajo, o no. Llevo muchos años casada con él. Si él no quiere acabar, no acaba. A menos que encuentren la forma de hacerlo acabar… tiene mucha resistencia.

—Este va a ser un desafío muy interesante —dijo Alberto.

Intercambié miradas cómplices con Mayra, el desafío no parecía muy complicado y además lo haríamos juntas. Teníamos experiencia compartiendo amante, si habíamos hecho acabar al profesor del gimnasio, podríamos hacerlo con mi papá… aunque no hubiera penetración de por medio. Me alegró que mi mamá pusiera esa condición, porque la verga de Pepe es tan grande que me intimida.

Mi papá se apartó de la mesa y nos esperó, sentado en su silla. Su expresión era neutral. Siempre me costó saber qué pasa por la mente de este hombre. Creo que la única persona que realmente lo conoce es mi mamá.

Con Mayra nos acercamos a él y sin decirnos nada las dos supimos lo que debíamos hacer. La táctica más sencilla era usar nuestras manos… y nuestras bocas.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 25, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

FAMILIA🔥Where stories live. Discover now