Prólogo

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No puedo creer que haya aceptado.

De todas las personas que han pedido acercarse yo, un simple estudiante de psicología criminal tiene el permiso de poder entrevistarlo.

Es una locura lo cual es irónico tomando en cuenta mi carrera pero es más que necesario, se supone que debo perfilar algún prospecto que ya haya muerto pero no me parece la mejor opción.

Ellos ya han sido investigados más de una vez, necesito algo nuevo.

Y es lo que voy a conseguir.

Tomo el autobús que me dejará lo más cerca posible de mi destino y me siento, necesito relajarme antes de comenzar.

Saco de mi mochila un par de apuntes, reportajes y fotografías que utilicé para crear mi entrevista.

Recuerdo cuando salió en las noticias, de tan solo escucharlo me da escalofríos.

Treinta y dos personas desaparecidas en menos de cuatro meses, hombres y mujeres por igual, todos ellos sin dejar algún rastro en particular.

La investigación llevó a la policía a redoblar esfuerzos, todo parecía apuntar a una red de secuestradores expertos.

Nadie podía salir a las calles tranquilo sin algún acompañante u objeto que les sirviera como arma para defenderse, la incertidumbre no dejaba dormir a nadie, los que sean que estaban tras esta ola de crímenes se escondieron muy bien.

Nadie estaba preparado para lo que sucedía en verdad.

El hijo de uno de los detectives que estaban a cargo fue detenido en la carretera por ir a exceso de velocidad, él lucía perfectamente tranquilo pero el hedor que salía del maletero no era normal.

Así que lo abrieron, encontrándose con un cuerpo ya en descomposición.

Lo arrestaron e investigaron su casa encontrándose con objetos bastante curiosos.

La parte de arriba parecía perfectamente normal para un adulto joven que vive solo, pero en el sótano.

Ahí estaban los problemas.

Un enorme círculo de sal envolvía dentro un pentagrama invertido dibujado con sangre.

En el centro, un pentagrama de metal mucho más pequeño que el dibujo.

Era un escenario de película de terror, revisaron el resto de la casa y los alrededores pero no lograron encontrar nada más.

Eso hasta que llegaron los perros.

Solo les tomó un segundo olfatear el sótano para sentarse alrededor del pentagrama de sangre dibujando perfectamente el patrón circular.

Al hacer las excavaciones encontraron los cuerpos en una fosa.

Una escena horrible que dejó marcada la historia.

En todo momento el asesino no dejaba ver ni un rastro de desesperación o preocupación en el juicio estaba tranquilo, demasiado y eso daba miedo.

Tenía un rostro tan inocente que hacía dudar a cualquiera de su culpabilidad pero todas las pruebas apuntaron a ello.

Su cara es algo peculiar, parecía siempre estar feliz lo que los dejaba con la duda, si es que ese era su expresión natural o si de verdad estaba satisfecho con lo que hizo.

Como era de esperar con todos los asesinos seriales conocidos hasta el momento se hizo de personas que admiraron su crimen.

Pero nunca aceptó una sola visita, de fans ni periodistas, nunca habló al respecto ni dio motivos dejando a muchos con dudas.

Es un crimen atroz y no comparto para nada el fanatismo de sus seguidores.

Pero así es como Joel Pimentel hizo historia en la larga lista de asesinos como uno de los más misteriosos y desalmados.

Es aquí mi parada, guardo mis cosas.

Joerick: Good (Completa)Where stories live. Discover now