-Adelante- la invitó a pasar una mujer de alrededor 50 años, cabello blanco bien recogido, vestido sobrio negro. En su brazo colgaba un aro de metal con ¿60 llaves en total? Quizá más, eran demasiadas y juntas con cada movimiento de la mujer daban una sinfonía que a Elizabeth le pareció fastidiosa.

-Muchas gracias, buenas tardes y disculpe la tardanza-agachó su cabeza. Al alzarla pudo contemplar la gigantesca escalera que se abría a unos metros de la entrada, elegante y alfombrada en terciopelo rojo dividiendo sus brazos uno hacia la derecha y otro hacia la izquierda. Al final de la escalera central colgaba un retrato pictórico de alrededor unos cinco metros de largo con un marco de madera maciza exageradamente decorado. En el mismo posaba un joven con aires imponentes, la expresión de sus cejas daban la impresión de tener un carácter veraz. A pesar de lo que Elizabeth podía interpretar a través de aquel retrato le parecía un joven muy hermoso. Tenía los cabellos negros y atados, piel pálida color papel, labios finos, nariz casi perfecta y los ojos...eran azules como zafiros, casi como el océano puro, lejano y fríos. A la joven le pareció que en aquel retrato habían exagerado con el color celeste, pero de todos modos era bello y que dicha imagen imponia respeto. Con que ese es el famoso Señor Willstone, pensó en sus adentros.

- Tú debes de ser Elizabeth, supuse que llegarías tarde por el temporal. Es común en esta época del año, no te asustes- la mujer tenía una mirada cansada, recta y estricta.

Las paredes del castillo eran de roca y en las mismas colgaban inmensas alfombras decoradas en colores dorados, verdes oscuros y bordo. Las pesadas cortinas rojas que tapaban los inmensos ventanales no ayudaban a la iluminación del lugar. De esta manera el ambiente se mantenía frio, quizás más frio que afuera.

- Por cierto, soy y como bien ya te habrás dado cuenta ,el ama de llaves de este castillo entre otras tareas que llevo a cabo, como dirigir las limpiezas, jardín y la cocina- la mujer hablaba tan rápido como caminaba. Pero en un tono medio bajo.

Se dirigieron a través de una puerta y subieron unas escaleras menos elegantes que las centrales que dirigían a un pasillo en donde estaban ubicados los cuartos de servicio.

-Esta es tu habitación. Espero que estés cómoda y te sientas a gusto. Por cierto, mi nombre es Marie.

Contempló la habitación en silencio y era mucho mejor que la de su casa pero peor que las habitaciones de huéspedes, supuso.

- Iré en busca de unas toallas secas, debes estar lista en no menos de 10 minutos, pronto comenzaras con tu labor, yo te guiare al ser tu primer día. Dentro de una hora, no más, va a ser la hora de la cena. Primero servimos al Señor WIllstone luego podemos tomar algo. 

Elizabeth dejó sus valijas debajo de la cama pensó en ordenar las cosas luego. Miró por la ventana y un hermoso parque bellísimo repleto de flores de distintos colores salpicadas con los cristales de agua de lluvia se extendía ante sus ojos. Dos golpes en la puerta la distrajeron.

—Adelante-

—Bien, he aquí las toallas- le entregó dos toallas blancas

—Gracias señora.

—Toma— le entregó una muda de ropa bien almidonada y un par de zapatos impecables color negro —espero que sean tu talla. Házmelo saber de lo contrario. Elizabeth aceptó la ropa –En no menos de cinco minutos tenemos que bajar a preparar todo, así que debes de apurarte-

Los zapatos calzaron a la perfección. No solo los zapatos sino que también todo el atuendo encajaban a la perfección en su delicada  figura. Como si los hubiesen hecho a medida.

—Elizabeth- gritó detrás de la puerta.

—Sí, señora- se asomó la joven por la puerta de su habitación.

—bien, es hora de preparar la cena, luego de hacerlo podrás comer algo y luego te mostrare las habitaciones y te dictare tus tareas aquí.

Comenzaron a bajar las escaleras y mientras lo hacían Marie  no paraba de hablar ni un segundo.

—Como decía, tus tareas dentro del castillo son las siguientes: te encargaras de mantener limpias las habitaciones, servirás la mesa, al igual que servir algunos platillos. Serás la encargada de la vajilla ¿Sabes lo que significa? Deberás poner la mesa en orden, los platos de porcelana fina Meissen centrados, tres copas de cristal de mayor a menor empezando desde la izquierda a derecha, hacia la derecha del plato dos tenedores: el de tres puntas es el de pescado, el de 4 puntas es el de carne. A la izquierda, de adentro hacia afuera: el cuchillo más grande es el de carne, le sigue el de pescado, la cuchara de consomé y al final el tenedor pequeño de tres puntas que corresponde al de los mariscos. Por último el platillo del pan y hacia la derecha y la servilleta de ceda roja doblada en cuatro en el centro del plato.-

Todas aquellas palabras eran bombardeos hacia  Elizabeth que pocas cosas de todo aquello habían quedado resonando en su mente, la mujer daba las instrucciones rápidamente, sin trabas en el pensamiento recitaba todo aquello con una sonrisa de satisfacción por poder recordar cada detalle de memoria. Como una oración.

-Si recuerdas todo aquello no estarás en problema ¿Quedó claro, Elizabeth?-

-Sí, señora- respondió rápidamente- Señora ¿podría repetir la parte de los cubiertos? No lo recuerdo con exactitud- trato de sonar lo más amable posible. Luego de decir estas palabras Marie detuvo su paso, se dio vuelta y la expresión de su rostro había cambiado. Elizabeth sintió miedo.

- Si usted señorita no es capaz de recordar las instrucciones dadas me temo que no durara mucho aquí, las instrucciones se dan una vez y usted debe ser capaz de recitarlas como el abecedario. No repito lo que digo, si escuchó, escuchó. De lo contrario va a estar en problemas ¿Ha entendido, Elizabeth?-

-Sí, señora- Elizabeth asintió con la cabeza un poco asustada de la dureza de la mujer.

El resto del camino hacia la cocina continúo en silencio y a Elizabeth le pareció que su nuevo empleo seria duro, pero no se daba por vencida porque en todo momento que sentía debilidad recordaba a su madre y lo mucho que ella la necesitaba.

Ahora, este castillo era su nuevo hogar. Y esta gente, su familia.

Océano profundo [+18]Kde žijí příběhy. Začni objevovat