—Ya no están, ya no son mis amigos —dijo inflando sus mejillas.

—Ya veo, eso no está bien.

—Yo no los quiero, me molestan y luego se quejan.

—Eso tampoco está bien.

—Ya, no te pongas así, ¿sabes quién es mi amigo? —preguntó con una sonrisa y Yibo sonrió un poco.

—¿Xiao Zhan?

—¡No! Él es mi niñero.

—¿Entonces quién?

—Yibo, el conejito. —Sonrió y Yibo soltó una risa.

—Necesitamos remediar eso.

—De verdad, Yibo es un buen amigo, está en su casa y entro ahí, le hablo mucho y lo cuido, luego salimos al jardín a escarbar la tierra y buscar raíces para comer, claro que yo finjo comerlas porque no tienen sabor, pero Yibo sí las come, luego lo paseo en mi carrito hasta que se cansa y lo regreso al jardín, así pasamos las tardes que mamá está ocupada. —Yibo se puso serio, su hermano no tenía vida social, necesitaba hacer algo por él ahora.

—Pues hoy saldremos de cacería, ¿te parece? Tienes ocho y yo a los ocho ya tenía mi primera novia.

—¡No! Qué asco...

—Nada de asco, te divertirás, vamos.

Jin no entendía algunas cosas que Yibo le decía, pero este se divirtió como nunca en su vida al vestir a su hermano con una chaqueta negra como él y unos lentes de sol. —¡Ese es mi hermano! —decía mientras le ponía una gorra, Jin lo tomaba como un juego y los dos salieron sin decir nada a nadie rumbo a un parque.

—¿Y qué se supone que voy a hacer? —preguntó cuando llegaron. Había muchos niños jugando en los juegos.

—Pues, mira todos esos niños. —Jin se cruzó de brazos e infló las mejillas, Yibo se había arrodillado a su lado y le susurraba al oído—. Por ejemplo, mira esa niña en el columpio, es linda y está sola, es tu oportunidad.

—Pero para qué, ¡es una niña!

—Justamente, las niñas son buenas amigas, ellas no pelearán contigo por juguetes, ellas solo quieren atención, nada más.

—¿Y si no le gusto? —Yibo rió ante eso y Jin lo miró.

—Le gustarás porque eres un Wang, métetelo en la cabeza, acércate y dile si puedes jugar con ella, si te dice que sí, te ofreces a empujarla, pero no fuerte, no te olvides de sonreír y saludar.

—Bah, pero...

—Carajo, deja de dudar y ve. —Yibo le dio una palmada en su trasero y Jin avanzó lentamente casi marchando, con las manos juntas y mordiéndose el labio inferior, volteó a ver a Yibo y éste le indicó con la mano que fuese.

Yibo se sentó en una banca a observar.

Jin avanzó pasando otros juegos de niños y llegó al lado de la niña de cabello negro y rizado, tenía un vestido verde y ella lo miró con curiosidad.

—Hum, hola —dijo él y luego recordó sonreír y fingió una sonrisa grande, ella lo miró extrañada por eso.

—Hola.

—Soy un Wang y quiero jugar contigo. —Ella se puso un poco nerviosa y Jin se incomodó también—. Regreso —dijo para correr donde Yibo.

—¿Ahora qué pasó? —preguntó Yibo con una sonrisa.

—No sé, ella no quiere, ella es... extraña. —Yibo la miró y bueno, la niña era un poco tímida, se veía así porque estaba sola en el columpio. Miró a los lados, había un jardín y sacó una flor.

BABYSITTERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora