ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ¹¹

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— Me gustas, bueno me gusta tu reputación

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Me gustas, bueno me gusta tu reputación. — Al oír eso Mirio sonrió algo confundido. — Yo soy popular y tú eres de los mejores futuros héroes, sin duda somos destinados... Así que sal conmigo, no te arrepentirás.

Al oír tales palabras el chico simplemente se llevó una mano detrás de la nuca y desvió la mirada.

Eso era incómodo.

Lo lamento, pero no puedo.

¿Disculpa?

No creo que seas mi supuesta destinada y el hecho de que seas popular no es un argumento para salir conmigo, es solo... Vanidad. — Suspiró y miró algo serio a la chica frente a él. — Tengo una chica que me gusta, no. La adoro con mi vida y ella es simplemente perfecta para mí.

¿Perfecta para ti... ? — Escuchó una risa burlona a lo que frunció el ceño levemente. — Es una tontería, podrás olvidarla fácilmente.

No la dejaría de querer por nada del mundo. — Aseguró.

¿Quién es? ¡Es absurdo! Yo soy mejor que cualquiera de esta academia.

Puede que tal vez lo seas, pero... Bakugō T/n es lo mejor para mí y no tengo ojos para nadie más, lo lamento.

 Bakugō T/n es lo mejor para mí y no tengo ojos para nadie más, lo lamento

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Los días pasaban de forma lenta, pero para T/n eran cada día más veloces.

Cuando menos se dio cuenta aquel rubio de tercer año la hacía sonreír con más frecuencia además de hacerle sentir una paz que no con cualquiera sentía.

Ahora mismo caminaba por los pasillos de la academia notando como algunos miraban cierta cicatriz que había quedado en su pierna. Había oído que las cicatrices desvalorizaban a una mujer en su país, pero la verdad no se sentía acomplejada en lo absoluto.

Incluso podía afirmar que la lucía con orgullo al sentir que era una "marca de guerra" que debía mantener tal como si fuera la más grande medalla otorgada.

Sin seguir pensando más siguió su camino dispuesta a buscar a Mirio para invitarlo a cenar a su hogar, obviamente siendo obligada por su madre la cual como siempre estaba de metiche en su vida... Aunque no podía mentir respecto a su propia emoción y los pequeños nervios que la carcomían.

Eran sentimientos confusos.

Al llegar a los pasillos de tercer año subió la mirada y automáticamente frunció el ceño borrando su expresión pacífica.

Al parece alguien estaba empezando a molestarse.

¿Quién es esa perra? — Frunció el ceño mientras veía a una chica aferrada al brazo de Mirio el cual sólo le sonreía y charlaba con ella.

Inevitablemente apretó los puños, quería avanzar y llevárselo, pero entonces sintió como su cuerpo estaba helado. Debía ser una broma, ella siempre tenía coraje, debería poder ir y gritonear a esa oxigenada, pero ¿Por qué no podía moverse ahora?

¿Dónde diablos estaba su valor?

La Bakugō estaba muy confusa hasta que sintió una mirada sobre ella; esa oxigenada la estaba mirando y notó como le sonreía burlona mientras besaba la mejilla de Mirio.

Perra... — T/n gruñó con el enojo a flor de piel, pero entonces notó algo. — ¿Se sonrojó... ?

La estudiante de segundo año miraba atónita el sonrojo en las mejillas del Tōgata.

¿Por qué se sonrojaba? ¿Acaso ella le gustaba? ¿Sólo un beso en la mejilla de su parte lo hacía avergonzar? ¿Cómo podía ser eso posible?

Sin entender muy bien sintió una opresión en su pecho y acercó su mano a la zona del corazón, frunció el ceño por aquella sensación dolorosa y arrugó su blusa mientras apretaba con fuerza la zona "afectada".

No le gustaba esa sensación, no le gustaba sentirse ansiosa, frustrada, impotente e incluso por primera vez en su vida... Se sentía insuficiente para una persona.

Sin soportarlo más subió la mirada nuevamente viendo como Mirio seguía charlando con esa chica ¿Ni siquiera había notado su presencia? ¿Era invisible acaso?
Cuando menos se lo espero un nudo se formó en su garganta y el dolor en su pecho aumentó.

¿Por qué me siento así... ?

— ¿No trajiste a tu amigo? — La señora Bakugō se asomó desde la cocina con el ceño fruncido

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¿No trajiste a tu amigo? — La señora Bakugō se asomó desde la cocina con el ceño fruncido.

No es mi amigo. — T/n tiró su mochila con molestia así rompiendo un florero a su paso.

¡Bestia, recoge eso! — Su madre se acercó enfadada con el cucharón en la mano. — ¿Por qué no puedes actuar como una señorita?

¡Si sé que soy una bestia y que no soy ni la mitad de buena que las demás chicas, no me lo recuerdes! ¡Sólo vete al demonio, todos váyanse al puto demonio! — T/n subió la mirada con los ojos llorosos y la de cabellera ceniza se quedó muda mientras calmaba su expresión.

Hija... ¿Estás bien?

¡Claro que estoy jodidamente bien, no me va a afectar un puto hombre! ¡No soy tan jodidamente débil, maldición! ¡¿Por quién me tomas?!

La menor subió corriendo a su habitación y azotó la puerta, apenas estuvo en soledad comenzó a agarrarse el cabello y a gritar maldiciones mientras pateaba la pared con fuerza intentando descargar su rabia.

¡¿Por qué diablos me pasa esto?! ¡Yo no quería sentir nada así! ¡No me gusta! ¡M-Maldición, yo no quería esto!

Una explosión se escuchó, pero no desde la habitación de T/n si no que en el pasillo, al parecer otro Bakugō no estaba nada contento con oír así a su hermana mayor.

Voy a matar a ese hijo de puta...

— Voy a matar a ese hijo de puta

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〖Explosiva ☯ Tōgata Mirio〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora