ú n i c o

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—¿Qué quiere decir con eso?

La profesora detuvo su caminata, suspirando mientras acomodaba las puntiagudas gafas que usaba sobre su nariz y observarlo como cada vez que recibía una queja de su comportamiento.

—Quiero decir, señor Park, que no podrá seguir en el equipo de Quidditch si sus calificaciones no mejoran, ¿lo entiende ahora o debo hacer que el director hable con usted?

El Slytherin abrió la boca, dispuesto a responder, pero la ceja elevada de la profesora hizo que retrocediera en la decisión y terminó negando con la cabeza.

—Lo imaginé —ella volvió a suspirar, como si estuviera cansada de tener la misma conversación —, mire, señor Park, es de los mejores jugadores que tenemos, nadie se lo negará, pero el equipo de Quidditch de Slytherin no puede aceptar que los estudiantes bajen en su rendimiento académico, es una de las condiciones que usted conoce desde su primer año.

—Tal vez me descuidé un poco, pero solo un poco —la mirada escéptica hizo que observara a otro lado —, bien, tal vez más que un poco.

—Mejore sus notas y podrá regresar, es así de simple, ¿entendido?

—Entendido —respondió arrastrando la palabra.

El sonido de los tacones alejándose resonaron en aquel pasillo del colegio, JiMin suspiró mientras dejaba que un pequeño puchero sobresaliera de sus labios. No pasó mucho hasta que escuchó las risas de sus compañeros de equipo regresando de la cancha, no les dio tiempo a acercarse cuando empezó su recorrido hacia el Gran Comedor.

No es que JiMin sea el peor estudiante, claro que no, no era de los más sobresalientes, claro, pero tampoco era el de los peores y sí, lo admitía, tuvo un tropiezo enorme cuando las clases comenzaron, pero no era su culpa, de sus hormonas sí, pero de él no.

El bullicio a la hora del almuerzo fue como de costumbre, varias estudiantes lo saludaron mientras caminaba hacia la mesa perteneciente a Gryffindor, respondió con amabilidad cada uno de sus saludos y con una sonrisa recibió el regalo que Rossmelle Berrycloth le extendió en medio de su camino.

—Espero que te gusten —murmuró la Hufflepuff con una sonrisa encantadora que no podía ocultar las segundas intenciones—, suerte en el siguiente partido.

Y pasó junto a él, riendo mientras sus amigas la encontraban en medio camino, observó el pequeño regalo, una pequeña caja de dulces que no había visto antes con curiosas formas que no reconocía, tal vez debía dárselo a NamJoon para verificar que no poseía Amortentia, no sería la primera vez.

Guardó la pequeña caja en el bolsillo de su túnica y continuó hasta el lugar donde el bullicio era un poco más alto, su grupo de amigos discutía de temas tan diferentes que no podía reconocer uno en particular.

—No entiendo como puedes hacer que la Aritmancia parezca tan sencilla.

NamJoon soltó una pequeña risa ante el comentario de su amigo, acomodando las gafas sobre su rostro y volviendo su atención al gigantesco libro que descansaba sobre la mesa.

—Él se dedica —respondió JiMin sentándose junto al Ravenclaw, dio un pequeño vistazo a las páginas amarillentas y no pudo evitar la mueca en su rostro al ver números y letras —, pero Jin tiene razón, lo haces ver muy sencillo.

Antes de que NamJoon pudiera replicar y decir algo como "solo debes estudiar", la voz de su amigo lo interrumpió.

—Oh, JiMin, ¿Qué tal el entrenamiento? —la pregunta vino del otro lado de la mesa, TaeHyung se inclinaba sobre esta mientras esperaba una respuesta.

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