Estaba en mi habitación, descansando de los gritos que ya nunca más se escucharán de la casa de al lado. Aaaah, esto es vida.

―¡Als, saldré a comer con Abby! ―gritó Jake.

―¡Procura que se pierda por el camino antes que vuelvas!.

―¡Aleisha! ―se quejó la chillona. ¿Por qué esta rubia es tan malditamente chillona?.

Oí el cerrar de la puerta principal, para luego el rugido del auto de Jake.

―Este idiota es pariente del conejo, así que hermanito no me quiero aburrir ―comencé hablándole a la nada.

Fui a la sala de estar, llegué al teléfono que reposaba sobre la mesita ratona que había allí y marqué el número de mi amiga.

-Ali.

-¡Hola Mia! -reí- Estoy aburrida, ¿Quieren venir?

-¡Claro que sí! eso no se pregunta... Bueno, si se pregunta, pero... Ash ya me desvié del tema. Ya vamos -cortó.

Okey...

Dejé el teléfono en donde estaba hace un rato y volví a subir a mi habitación, a ordenar mi desorden. Pero no duré mucho, me dio pereza, así que desde la ventana de mi habitación comencé a observar la avenida.

Un enorme camión de mudanza me distrajo, bueno, además de que casi ocupaba más de la mitad de la calle. Detrás de este, le seguía un auto gris.

Serán los nuevos vecinos, pensé, que rápidos.

Mi celular vibró a mi lado. Era una llamada de Isaac, mi amigo... bueno, amigos con beneficios, le queda el término. Tampoco era secreto de que ya me estaba aburriendo de él...

-Hola -intenté sonar alegre, sin embargo, no lo logré.

-Hola, Aleisha, ¿Cómo estás?.

-Bien, supongo, ¿Tú?

-Bien ahora que hablo contigo -tontamente cursi. -¿Qué harás hoy por la noche, pequeña?

-Dormir

-Ven conmigo a la fiesta de Nina, es a eso de las...

-No iré -lo corto inmediatamente, me gustan las fiestas, AMO las fiestas pero... con él no, en absoluto.

-Oh vamos, diviértete un rato.

-No, no quiero. Gracias por la "invitación" pero igualmente no asistiré

-Que va, no te obligaré a nada, si tú no quieres, está bien. En fin, adiós, te quie-.

Colgué y tiré mi celular a la cama pero como soy un asco en eso de tirar cosas, que mi celular ni rozó la cama pero cayó al suelo.

Vaya suerte la mía.

Habían pasado alrededor de unos diez minutos y Mia aún no llegaba, cuando normalmente tardaban solo unos pocos minutos.

Volví a la ventana, había olvidado por completo a los vecinos, o mejor dicho, vecinas. Estaba la madre, parecía joven, una chica de... No sé qué edad, otra de unos 12 o quizás 13 y un pequeño niño que jugaba con un avión.

Bajé las escaleras, salí de la casa y me quedé esperando a que mis amigas aparecieran. Mientras, me tomé el tiempo de observar como la familia se instalaba rápidamente.

El monstruoso perfecto ruido de una enorme camioneta me vuelve al presente, captando mi atención inmediatamente. Me mantuve mirándola fijamente para ver quién el conductor o dueño de semejante hermosa monstruosidad. De ella bajó un chico, castaño claro, casi rubio, jeans negros ajustados y que caían por la mitad de su trasero, mostrando parte de sus boxers, gafas de sol y unas converse negras, ah y sin  polera. ¿Intento de chico malo? ¡Buaj! Apestas, mi amor.

Apostaría a decir que pasó un año hasta que las chicas finalmente llegaron.

―Chicas ―gruñí sin quitarle la mirada al chico.

―Hola ―saludó Leah.

―Ali ―chilló Mia.

―Entremos ―abrí la puerta de la casa para que entraran, pero algo las distrajo, mejor dicho alguien. Sus bocas podrían tocar el suelo, literal ―Oh, vamos, no está ni tan bueno —miento

—¿Estás ciega? —pregunta Mia con indignación.

—O es lesbiana —agrega Leah.

―No metas a las lesbianas en esto. Ya vam-

―Ah no, primero me dices quien es esa hermosura de hombre

—Lea

—Te escucho —responde ella mirándome, con las manos en la cintura, esperando mi respuesta

—Ugh, ¿y yo qué voy a saber? Sólo sé que ese es mi vecino —respondo apuntándolo sin discreción, captando la atención del susodicho ―Ahora entremos ―digo cuando el chico nos sonríe con egocentrismo, haciéndose lucir, tomando cajas y tardándose en bajarlas. ¡Pero ellas ni atención me estaban prestando! Llamé la atención de ambas con un chasquido de dedos cerca de sus ojos ―Hey, heey ¡Hey! les estoy hablando.

―Quiero tener un trasero como el suyo ―babeó Leah.

∆∆∆


Dos horas y ella no han dejado de joder por el chico, "Que sexy", "¿Seguras de que es un chico normal?, estoy segura de que es un dios", "Está bueno", "Ese trasero no se ve todos los hombres", y millones de comentarios más acerca del chico por parte de mis amigas, aunque... Bueno, el último comentario fue mío pero eso no es lo que importa

¡Jodido trasero el que tiene!.

―Sí, hay que admitirlo, está bonito de un cuerpazo mmjum, pero yo me quedo con mi Jake ―dijo Mia. Ella ha estado enamorada de mi hermano desde los 14, y bueno me costó un año aceptarlo ¡Y hasta terminé shippeándolos! pero él es tan idiota que nunca ha pillado una indirecta ―Me quedo con su six pack.

―Su six pack derretido, o mejor dicho, six pack de huesos, mi hermano es un debilucho.

―Ah, shh, tú te callas, soy feliz así ―dice cubriendo su rostro en mi almohada.

―Estás loca...

―¡Por tu hermano!

―Pero tiene novia y lo sabes, joder. Que enfermo, Mía

―Algún día será mío

―Créeme que si por mí dependiera, te lo regalo

―Gustosa lo aceptaría

―Ya dejemos de hablar de tu hermano, que me siento lesbiana —irrumpe Leah sentada en la silla del escritorio

―Gracias. Entonces, ¿van a dormir aquí o qué?

―¿Y perderme del espectáculo que tienes al lado? Aquí me quedo, así duerma con el perro pero me quedo aquí ―responde Leah con seguridad, sonriendo con perversión, contagiándome hasta que me di cuenta de que se refería a mi vecino.

Amigas pervertidas en las buenas, en las malas, todo el tiempo

Si te has saltado lo que estaba al principio, antes de que comenzara la novela... Tranquilx, yo también me salto las advertencias y notas de autor ;) 

Y... él es mi vecino (EDITANDO)Where stories live. Discover now